HOMBRE Y MUJER: DOS BELLAS OBRAS
L
|
a creatividad humana se pone de
manifiesto de muchas maneras. Y vaya que es evidente que han existido
personajes de mente extraordinaria a lo largo de la historia, que han sabido
plasmar con sus manos una chispa de la belleza. ¿Qué es la belleza? El hombre de fe diría que es regalo y expresión de la divinidad.
Sócrates
ansiaba definirla y no concebía razón, cuando tras entrevistarse, sus
interlocutores sólo se esmeraban en citar ejemplos de lo que para ellos era
bello: el horizonte, el mar, las aves, por ejemplo. Pero sin realmente
indagar en la esencia del término.
La
belleza resulta un concepto abstracto, uno que ha sido relegado al aspecto de
lo subjetivo, vinculado a la esfera de los sentidos y que tiende a producir
gozo a quien la contempla. Lo que no podemos negar, es la presencia de una
reacción muy característica: una grata emoción salta dentro de nosotros y nos
invade cuando hemos creído encontrarla.
El
“David” es una de las esculturas más famosas que se conocen, legado del
gran Miguel Ángel. Esta obra está inspirada en el personaje del Antiguo
Testamento, del mismo nombre, momentos antes de su enfrentamiento con Goliat,
el filisteo; por cuya victoria ante el gigante soldado, dicho acontecimiento ha
llegado hasta nuestros días como una auténtica hazaña, hoy por todos conocida.
La
“Venus” de Milo, como fue bautizada por el lugar donde fue encontrada, hasta
la fecha para nuestra mala fortuna, su autor se encuentra en el anonimato. Sin
embargo, se le ha adjudicado la creación a Alejandro de Antioquía.
Independientemente de la exactitud de los datos históricos, se ha convertido en
una pieza importante y muy reconocida, que nos permite admirar la perfección
del arte antiguo. Al encontrarse incompleta, se piensa que es representación de
esta diosa asociada al amor y a la belleza.
Y
puesto que la belleza también exige, y es al mismo tiempo el resultado del
equilibrio y de la armonía con la naturaleza, en “Sapiencia y Ser” nos
ha parecido prudente darles una especial relevancia a estas dos obras maestras, que a su vez, nos hacen reflexionar sobre la extraordinaria creación que son el hombre y la mujer.
Que al igual que muchas otras piezas artísticas, nos dejan huella de la nobleza del espíritu
humano.
“El
conocimiento habla
y
la sabiduría escucha”
(Jimi
Hendrix, 1942-1970).