NIÑOS: EXTRAVÍO EN EL CENTRO COMERCIAL
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lgo muy común que suele pasar en todos los centros comerciales del mundo, es el extravío de niños. Afortunadamente, en la mayoría de los casos suele ser de forma momentánea y no pasa de ser un simple susto, a diferencia de casos lamentables, en donde el paradero de los menores se vuelve una incógnita.
En este tema nos enfocaremos al primer caso, cuando, en un abrir y cerrar de ojos de los adultos, los infantes se pierden de vista, generando una búsqueda desesperada hasta terminar en un fuerte abrazo, para continuar con una reprimenda.
Todo esto puede evitarse de algún modo. Para eso, los padres deben estar preparados para actuar ante tal evento; algo que en la mayoría está muy lejos de ser así, puesto que una situación desesperante como ésta, aunada al nerviosismo y a la culpa, cumplen con los ingredientes de una receta para el caos.
El sólo pensar en las preguntas típicas: “¿cómo es?”, “¿cuántos años tiene?”, “¿cómo está vestido?”, “¿desde cuándo no lo ve?”, aterra a los desesperados padres que no saben qué hacer. La forma de actuar depende mucho para la rápida localización.
Para estos casos, hay que poner en práctica aquello que, desde la casa, se implementa, y es el de seguir una serie de pasos para que, en caso de que esto se presente, se sepa actuar con estrategia y, principalmente, con inteligencia.
Algo que ayuda mucho es contar con fotografías recientes de los niños. Esto será de gran ayuda para reconocerlos en su búsqueda. Aunque es muy difícil mantener la calma, se recomienda tratar de controlarse para que la mente esté lo más clara posible, pudiéndose actuar y pensar de la mejor forma. Esto ayudará a recordar detalles importantes, ya sea de vestimenta, peinado, etc., que en ese momento sería imposible recordar por el estado de alteración.
Básico resulta, que los niños más pequeños sepan su nombre completo, dirección y hasta un número telefónico. La ventaja de los pequeños es que son muy inteligentes, y esta medida puede ser vital para su localización. Podría acontecer que, por el susto, el niño no pueda recordar lo que por memoria conoce. Ante esto, una idea alternativa es la de colocarle en uno de los bolsillos, un papel con los datos e información clave.
Como mencionamos al principio, después de la desesperación, todo da paso a la tranquilidad una vez localizado el menor, para después seguir con la reprimenda. Recordemos que no es culpa del infante, siendo en realidad culpa de los padres. Con los regaños se creará un sentimiento de culpabilidad en el niño, y pensará que lo que hizo fue algo malo y que, por lo tanto, debe ser castigado.
No hay que olvidar que la seguridad y la responsabilidad total recae en los adultos. Por esto, siempre será recomendable hablar con ellos, a fin de enseñarles qué hacer en caso de que algo similar ocurriera de nueva cuenta; explicándoles que es por seguridad de todos.
Un dato importante es que, en ocasiones, se requiere hacerles creer que uno es el que necesita de ellos, para así darles la confianza de dirigirse a otro adulto, y que le ayuden a encontrar al “padre o a la madre extraviados”, en vez de pensar que si se dirigen a extraños, será motivo de una reprimenda.