EL CASTILLO DE
CONNEMARA: ABADÍA DE GRAN BELLEZA
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a República de Irlanda —si alguna vez
se le visita—, nos ofrecerá la oportunidad de conocer uno de sus sitios más
hermosos y de reciente historia, relativamente: la Abadía de Kylemore; la cual,
recibe asiduamente a cientos de turistas, deseosos por admirarla y deleitarse
con la elegancia que aloja no sólo por fuera, sino en sus interiores.
Al
recorrer cada uno de sus pasillos y habitaciones, podremos percatarnos y
percibir un fino ambiente de estilo victoriano, el cual se ve reflejado en el
minucioso trabajo de carpintería de muebles y ornamentos. Los jardines buscan
proyectar a los visitantes, igualmente, ese mismo aire antiguo. En lo que a los
jardines se refiere, las plantas son allí cuidadosa y delicadamente sembradas,
debiendo estar orientadas al estilo de la era victoriana. Pero eso no es todo,
pues también cuenta con un huerto destinado a la obtención de alimento,
inspirado y sujeto al mismo criterio antes mencionado.
Esta
impresionante estructura —no sólo por la belleza de su arquitectura, sino por
sus deslumbrantes jardines—, se encuentra ubicada en la región de Connemara,
perteneciente al condado de Galway. La historia narra que, a mitad del siglo
XIX, un acaudalado hombre de nombre Mitchell Henry, fue quien mandó a construir
tan singular edificio con la intención de residir allí con su familia. Sin
embargo, al poco tiempo de culminada la obra en 1871, y de encontrarse
acondicionado el inmueble, la desgracia sobrevino, perdiendo su esposa la vida.
En
los años siguientes, el castillo pasaría a manos de otros dueños, siendo
finalmente morada de las monjas benedictinas, quienes se instalarían en él en
el año de 1920, debido a que su convento en Bélgica terminara destruido a causa
de los estragos heredados de la Primera Guerra Mundial.
Culminada
la Gran Guerra y ya instaladas en la nueva Abadía, las monjas decidieron abrir
un colegio para mujeres de notable prestigio en Europa. En unos años más, la
nobleza irlandesa mandaría a sus hijas para que éstas recibieran una educación
ejemplar en dicha institución. No obstante, éste cerró recientemente en 2010, hoy
abierto al público y al turismo.
Pero
la guía no incluye sólo este edificio y su zona verde, ya que aledañamente se
encuentra una iglesia de estilo gótico, igualmente disponible a la visita del
público. Este lugar forma parte también del gran atractivo de la zona. En un
principio, los anglicanos destinaron el inmueble como lugar de culto.
Posteriormente, con la llegada de las monjas, el lugar fue utilizado para el culto
católico.
Por
su diseño y características, da la impresión de ser un intento por reproducir una
catedral a escala, y la verdad es que así es. Sin embargo, el tamaño no influye
para que el interior no sea hermoso, sino todo lo contrario. Una perfecta
combinación de mármol, cristal y madera que armonizan el ambiente.
Europa
es, indudablemente, poseedora de una belleza única, y que al igual que los
muchos tesoros de cada país, merece ser valorada y estimada por todos.
“El
conocimiento habla
y
la sabiduría escucha”
(Jimi Hendrix, 1942-1970).