miércoles, 15 de abril de 2020

DECISIONES: "La congruencia siempre será la gran aliada de la decisión a tomar, y la que estará por encima de todo para no caer en la hipocresía y en el egoísmo. Lo que decidamos hacer debe estar siempre dirigido hacia el bienestar de nuestros semejantes".


DECISIONES: EL GRAN PODER DE ELEGIR

E
s por medio del uso de la voluntad, a través de nuestras decisiones, lo que ha llevado al ser humano a forjarse y a formarse a sí mismo, mediante la capacidad para transformarse en lo que es conveniente, basado en el interés, valores y en la creatividad que posea, en un intento por trascender y lograr un objetivo de vida.

Diariamente, todo gira en base a la elección de aquello que es mejor para nosotros. Empezando en el hogar con el desayuno y la ropa que utilizaremos en la jornada, hasta determinaciones importantes que pueden llegar a cambiar nuestro ámbito laboral, dependiendo de la magnitud que esto represente, en cuanto a lo arriesgado o conservador que esto suponga.

La libertad es la que guía nuestra existencia a cada instante. Sin ella, sería imposible que la voluntad aflorara naturalmente, lo que nos lleva a poner en nuestras propias manos nuestro ‘destino’; al llegar a sentir, en ocasiones, la inseguridad que conlleva —el poder intuir—, si nuestra elección será lo suficientemente favorable como para no resultar contraproducente o, en su defecto, si será todo un éxito.

Suele pasar que se cuente con total y plena seguridad de que lo que elegimos es lo correcto y, por desgracia, el resultado final es adverso a lo planeado; logrando frustración en el individuo. O en su defecto, puede que hayamos vaticinado consecuencias nefastas, y el futuro resultante nos llena de satisfacción ante un éxito inesperado.

Un peligro en el que la mayoría de los individuos incurrimos, es el de suponer que las decisiones tomadas en la vida únicamente repercuten sobre nosotros mismos. Pensar de este modo, es peligroso para nuestra sociedad. Cada elección que tomamos, por más pequeña que parezca, terminará por impactar en quienes nos rodean, principalmente, cuando la decisión influye en personas que hacen funcionar nuestro entorno.

El filósofo y teólogo danés, y padre de la corriente existencialista Søren Aabye Kierkegaard, manifestaba que el miedo que, muchas de las veces, tenemos previamente a la toma de una decisión, es propiciado porque en el fondo sabemos que somos libres, y las consecuencias de nuestros actos, al fin de cuentas, serán responsabilidad única y exclusivamente nuestra.

Se dice que las decisiones nos ayudan a construir y a trazar el camino de vida que, en ocasiones, desconocemos totalmente, por la inseguridad o por el miedo al que hacía referencia Kierkegaard.

Una decisión simple —con un buen resultado obtenido—, impulsará al ser humano a buscar la forma de continuar arriesgando, al tomar elecciones cada vez más fuertes e importantes que, pudieran, incluso, llegar a englobar el destino de vida de mucha gente y, ¿por qué no?, la de toda una nación; dependiendo de los alcances y límites que esto conlleva.

La congruencia siempre será la gran aliada de la decisión a tomar, y la que debe estar por encima de todo para no caer en la hipocresía y en el egoísmo. Lo que decidamos hacer debe estar siempre dirigido hacia el bienestar de nuestros semejantes.

“Es mejor no hablar, antes que prometer; porque un presente requerirá otro presente. Mejor es no matar, antes que ocasionar demasiadas muertes” (Odin, “Hávamál”).


“El conocimiento habla
y la sabiduría escucha”
(Jimi Hendrix, 1942-1970).