“Ymir killed
by Odin and its brothers” (Lorenz FrØlich,
1820-1908)
|
EL ORIGEN: EL MITO
NÓRDICO DE LA CREACIÓN
E
|
n el principio de los tiempos, sólo reinaba
el vacío. Antes que los cielos y la tierra fueran formados tal y como los
conocemos, sólo existía el inquietante “Ginnungagap”, el más
profundo y oscuro de los abismos que ningún mortal podría imaginar, y del que
nadie sería capaz de penetrar.
Fue
entonces, cuando en algún momento de la realidad incierta, al norte de Ginnungagap
se formó una zona de intenso frío; mientras que, en la región del sur —por el
contrario—, el calor ardiente y el fuego abrasador encontraron sus dominios. Fue
así, como la región gélida del norte fue llamada “Niflheim” y la
región caliente del sur, “Muspelheim”.
En
medio de ambas tierras de opuestas naturalezas, surgieron entonces doce ríos, cuyas
heladas aguas del norte, provenientes de Niflheim, empezaron a formar con
el tiempo su curso y afluente. Estas corrientes llevaban consigo un poderoso y
amargo veneno, que, conforme iban acercándose al sur —la zona de
fuego—, ganaron un poco de temperatura, comenzando a solidificarse y, a formarse,
tanto impenetrables glaciales como gélida escarcha en el vasto abismo de Ginnungagap.
Los
acalorados aires del sur iniciaron entonces a soplar y a impactar con fuerza contra
la escarcha formada, provocando su derretimiento. El veneno de las aguas
primigenias era, en origen, muy poderoso, pero al ya no encontrarse en su
estado puro —por su transformación previa en escarcha—, cuando ésta se derritió,
surgió una sustancia nueva: “Eitr”; misma que, los nórdicos
decían, era la sustancia originaria de la vida.
De
las gotas del Eitr brotó una masa misteriosa y con las centellas de Muspelheim
se le infundió aliento, naciendo así la primera forma de vida: el mítico gigante
Ymir. A su vez, del hielo también existente, apareció a la par otro ser
viviente: la gran vaca Audumla. Como en ese entonces no existían reglas establecidas
para la reproducción, estos dos organismos, de forma independiente, crearon su
estirpe de forma asexual. De los líquidos corporales de Ymir, descendería
la raza de los Gigantes. Por parte de la vaca Audumla, de
su acto de alimentarse y lamer el hielo, sería concebido el abuelo del todavía
no nacido Odin/Wotan, el dios principal del Universo
nórdico.
Debido
a lagunas en el mito, no se tiene entendido del todo, el motivo de la enemistad
entre los Gigantes y los dioses. Por interpretaciones más
recientes, a los Gigantes se les asocia con el caos y la entropía, representándolos
como seres grotescos; mientras que los dioses, que buscan el orden y el
equilibrio, son representados con expresiones elegantes. Sin embargo, debe
tomarse en cuenta que, si bien es cierto, que Odin y sus dos hermanos descienden
—por el lado paterno—, de la vaca Audumla, por el lado materno, ellos provienen
de los Gigantes. En palabras resumidas, tanto la vaca Audumla, como
el Gigante Ymir son los bisabuelos de Odin, lo que nos hace
entender que es portador de ambos linajes.
Como
anteriormente se expuso, en algún momento surge la enemistad entre las dos
razas, dando lugar a una sangrienta y devastadora guerra, que trajo como
consecuencia la casi desaparición de los Gigantes. A excepción de dos;
los cuales, tras salvarse, engendrarían nuevamente, y así en un futuro, se
repoblaría la especie.
Odin y sus
hermanos matan a Ymir y deciden desmembrarlo. De la piel formaron la
tierra; de la sangre los océanos y los ríos; de los dientes los acantilados,
las piedras y las elevaciones; con las cejas fijaron la separación entre la
tierra y el agua (otras fuentes señalan que era una división con los Gigantes);
del pelo formaron la vegetación; del cerebro se crearon las nubes; con su
cráneo afianzaron lo creado, formando la bóveda celeste, la cual fue adornada
con elementos chispeantes traídos de Muspelheim, para dar surgimiento al
sol, la luna y las estrellas.
Del
cuerpo del fallecido Ymir, también aparecieron gusanos, los cuales
dieron origen a cuatro enanos: Nordri, Sudri, Austri y Vestri, a
quienes se les encomendó el resguardo de los cuatro puntos cardinales y el
sostenimiento de la creación.
Cuando
la Tierra estuvo finalmente lista, sólo faltaba alguien que la administrara. Formaron
entonces del tronco de un fresno a un ser masculino: Ask, y del tronco
de un olmo a uno femenino: Embla. Y fue a partir de aquí, como Ask
y Embla se convirtieron en los primeros hombres creados y los
padres de la raza humana.
“El
conocimiento habla
y
la sabiduría escucha”
(Jimi Hendrix, 1942-1970).