domingo, 16 de febrero de 2020

EL ORIGEN: "En el principio sólo reinaba el vacío. Antes que los cielos y la tierra fueran formados, sólo existía el inquietante 'Ginnungagap', el más profundo y oscuro de los abismos que ningún mortal podría imaginar, y del que nadie sería capaz de penetrar".

“Ymir killed by Odin and its brothers” (Lorenz FrØlich, 1820-1908)

EL ORIGEN: EL MITO NÓRDICO DE LA CREACIÓN

E
n el principio de los tiempos, sólo reinaba el vacío. Antes que los cielos y la tierra fueran formados tal y como los conocemos, sólo existía el inquietante “Ginnungagap”, el más profundo y oscuro de los abismos que ningún mortal podría imaginar, y del que nadie sería capaz de penetrar.

Fue entonces, cuando en algún momento de la realidad incierta, al norte de Ginnungagap se formó una zona de intenso frío; mientras que, en la región del sur —por el contrario—, el calor ardiente y el fuego abrasador encontraron sus dominios. Fue así, como la región gélida del norte fue llamada “Niflheim” y la región caliente del sur, “Muspelheim”.

En medio de ambas tierras de opuestas naturalezas, surgieron entonces doce ríos, cuyas heladas aguas del norte, provenientes de Niflheim, empezaron a formar con el tiempo su curso y afluente. Estas corrientes llevaban consigo un poderoso y amargo veneno, que, conforme iban acercándose al sur —la zona de fuego—, ganaron un poco de temperatura, comenzando a solidificarse y, a formarse, tanto impenetrables glaciales como gélida escarcha en el vasto abismo de Ginnungagap.

Los acalorados aires del sur iniciaron entonces a soplar y a impactar con fuerza contra la escarcha formada, provocando su derretimiento. El veneno de las aguas primigenias era, en origen, muy poderoso, pero al ya no encontrarse en su estado puro —por su transformación previa en escarcha—, cuando ésta se derritió, surgió una sustancia nueva: “Eitr”; misma que, los nórdicos decían, era la sustancia originaria de la vida.

De las gotas del Eitr brotó una masa misteriosa y con las centellas de Muspelheim se le infundió aliento, naciendo así la primera forma de vida: el mítico gigante Ymir. A su vez, del hielo también existente, apareció a la par otro ser viviente: la gran vaca Audumla. Como en ese entonces no existían reglas establecidas para la reproducción, estos dos organismos, de forma independiente, crearon su estirpe de forma asexual. De los líquidos corporales de Ymir, descendería la raza de los Gigantes. Por parte de la vaca Audumla, de su acto de alimentarse y lamer el hielo, sería concebido el abuelo del todavía no nacido Odin/Wotan, el dios principal del Universo nórdico.

Debido a lagunas en el mito, no se tiene entendido del todo, el motivo de la enemistad entre los Gigantes y los dioses. Por interpretaciones más recientes, a los Gigantes se les asocia con el caos y la entropía, representándolos como seres grotescos; mientras que los dioses, que buscan el orden y el equilibrio, son representados con expresiones elegantes. Sin embargo, debe tomarse en cuenta que, si bien es cierto, que Odin y sus dos hermanos descienden —por el lado paterno—, de la vaca Audumla, por el lado materno, ellos provienen de los Gigantes. En palabras resumidas, tanto la vaca Audumla, como el Gigante Ymir son los bisabuelos de Odin, lo que nos hace entender que es portador de ambos linajes.

Como anteriormente se expuso, en algún momento surge la enemistad entre las dos razas, dando lugar a una sangrienta y devastadora guerra, que trajo como consecuencia la casi desaparición de los Gigantes. A excepción de dos; los cuales, tras salvarse, engendrarían nuevamente, y así en un futuro, se repoblaría la especie.

Odin y sus hermanos matan a Ymir y deciden desmembrarlo. De la piel formaron la tierra; de la sangre los océanos y los ríos; de los dientes los acantilados, las piedras y las elevaciones; con las cejas fijaron la separación entre la tierra y el agua (otras fuentes señalan que era una división con los Gigantes); del pelo formaron la vegetación; del cerebro se crearon las nubes; con su cráneo afianzaron lo creado, formando la bóveda celeste, la cual fue adornada con elementos chispeantes traídos de Muspelheim, para dar surgimiento al sol, la luna y las estrellas.

Del cuerpo del fallecido Ymir, también aparecieron gusanos, los cuales dieron origen a cuatro enanos: Nordri, Sudri, Austri y Vestri, a quienes se les encomendó el resguardo de los cuatro puntos cardinales y el sostenimiento de la creación.

Cuando la Tierra estuvo finalmente lista, sólo faltaba alguien que la administrara. Formaron entonces del tronco de un fresno a un ser masculino: Ask, y del tronco de un olmo a uno femenino: Embla. Y fue a partir de aquí, como Ask y Embla se convirtieron en los primeros hombres creados y los padres de la raza humana.


“El conocimiento habla
y la sabiduría escucha”
(Jimi Hendrix, 1942-1970).