miércoles, 5 de febrero de 2020

LA VIDA: "Dos moléculas aparentemente insignificantes, pero piedra angular para la Biología moderna. El concepto evolutivo es lo que nos permite alcanzar una explicación congruente de los diferentes fenómenos biológicos. He allí, la importancia de la Genética para clarificar las causas de la variabilidad".

Theodosius Dobzhansky
LA VIDA: LA LUZ DE LA EVOLUCIÓN

A
 pesar de que la especie humana ha transitado por este planeta —a lo largo de, poco más, de tres mil años—, y a pesar de que, en carne propia, la ha experimentado; la vida continúa siendo un enigma. Tener la certeza sobre el auténtico origen de nuestros ancestros —tratándose de algo puramente terrenal, o como producto de un proyecto divino—, es algo que, al menos de momento, no podríamos dar respuesta.

Si en este preciso instante se nos preguntara: “¿Qué es lo que hace diferente a un ser vivo de aquello que es inanimado?”: ¿Tendríamos, acaso, algo para contestar? Muy probable sería argumentar, desde un plano filosófico o místico, que los seres vivos han sido dotados de una energía, de un alma o de un espíritu (dependiendo de la formación personal recibida). No obstante, si únicamente nos enfocáramos al plano estrictamente racional, más rápido encontraríamos la solución, en base a la percepción de lo cotidiano y a las conclusiones científicas.

Lo que hace a un ser vivo diferenciarse del resto de la materia, es la capacidad de generar “copias” de sí mismo, y en la mayoría de los casos, por voluntad y decisión propia. En otras palabras, la capacidad que tienen las especies para reproducirse y dar descendencia, generando individuos con características no iguales, pero sí muy similares, a la de los progenitores; y que a su vez, estos continuarán con la misión, en un futuro, de conservar la especie mediante la procreación. Hablamos, entonces, de la formación de un linaje: de hacer y crear vida.

Pero esto, con un objetivo implícito por la naturaleza, que es la del mejoramiento de las especies, a través del fenómeno de la Evolución.  Bien expresó el científico Theodosius Dobzhansky: “Nada en Biología cobra sentido, si no es a la luz de la Evolución”. Y en efecto, a través de los años, los organismos se han visto en la lucha por la supervivencia, tratando de salir victoriosos de los innumerables obstáculos que el ambiente les ha colocado para permitirles continuar existiendo. Desde este punto de vista, podría explicarse a la vida como un derecho o una recompensa.

Dobzhansky, en su pensamiento, destacaba la maravilla de la biodiversidad  en la tierra, y cómo es que a pesar de lo “diferente” que pudiera resultarnos, la vida se resumiera en una admirable unidad. La base del genoma y la herencia, viene fundada en la información contenida en el ADN y en el ARN (según sea el caso); esenciales para dotar a las células del organismo de las instrucciones necesarias para la supervivencia. Dos moléculas aparentemente insignificantes, pero piedra angular para la Biología moderna; que, por mucho tiempo, a los propios científicos les resultaba absurdo concederles relevancia. Actualmente, todo permitiría suponer la existencia de un principio para la vida. Pues las formas y los mecanismos biológicos, resultan más parecidos conforme nos aproximamos a los niveles microscópicos y moleculares.

Para Theodosius Dobzhansky, el concepto evolutivo es lo que nos permite alcanzar una explicación congruente de los diferentes fenómenos biológicos. He allí, la importancia de la Genética para clarificar las causas que dan lugar a la variabilidad, así como los procesos necesarios para la transmisión de los caracteres hereditarios.

Ante los impresionantes alcances tecnológicos, que hoy la ciencia concede a la raza humana, es imposible no cuestionarnos sobre la “naturaleza” última de la vida misma. Si el hombre y la mayoría de las especies cuentan con la voluntad para “crearla”: la existencia, ¿es causa o consecuencia? Independientemente de la opinión que cada uno elija como correcta, la vida es, para todo ser viviente que disfruta de la dicha de tenerla, una victoria: la luz de la evolución.


“El conocimiento habla
y la sabiduría escucha”
(Jimi Hendrix, 1942-1970).