CAMELLO: EL VIAJERO DEL DESIERTO
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l hablar de animales que tienen la
particularidad de ser resistentes a las condiciones extremas de la naturaleza,
uno de los que de inmediato suele destacarse son los camellos y dromedarios.
Seres que habitan en condiciones de escasez de agua y alimento.
Existen
tres especies de estos animales tan especiales, originarios de las zonas
desérticas asiáticas; el “dromedario”
(Camelus dromedarius), el “camello
bactriano” (Camelus bactrianus) y el “camello
salvaje” (Camelus ferus). Salvo este último, los otros se han domesticado y
han sido de gran ayuda para el hombre a través de los años, como animales de
carga, independientemente de la leche, carne y piel.
Con
una imagen simpática y comportamiento despreocupado, el dromedario se
diferencia de las otras especies de camellos en que sólo cuenta con una joroba,
caso contrario a los otros que tienen dos. Por mucho tiempo se ha dicho que, en
las jorobas, los camellos almacenaban agua para soportar las travesías por el
desierto y mantenerse hidratados; pero lo cierto es que son depósitos de grasa
que son utilizados como reserva de energía, la cual es utilizada durante
grandes trayectos.
Pueden
mantenerse sin beber agua durante diez días e ingerir cerca de 150 litros en un
momento. Logran una altura superior a los 2.10 metros en el caso de los
dromedarios y de 1.50 metros en los camellos. Alcanzan una velocidad máxima de
65 Km/h, promediando una velocidad constante de 40 Km/h y su esperanza de vida
ronda los cincuenta años.
Los
dromedarios, al proceder de la Península Arábiga, están más adecuados a vivir
en entornos con temperaturas superiores a los 50° C; mientras que los camellos,
procedentes de Asia Central, han logrado adaptarse a temperaturas congelantes
de hasta -40° C. De ahí que el pelaje juegue un papel importante en estos
magníficos animales, siendo más largo en los camellos y corto en los
dromedarios, debido a las condiciones climáticas mencionadas.
Como
simbología, el camello para los asiáticos puede llegar a significar todo lo
malo que pueda tener una persona, principalmente con la ambición no conseguida.
Para los árabes significa la tenacidad del hombre que se va en búsqueda de
trascender, superando obstáculos de la vida; esto comparado con las distancias
que recorren los camellos en condiciones adversas.
Los
camellos, al recorrer los grandes desiertos, se muestran incansables y sus
jorobas representan los problemas que los humanos cargan a cuestas; por lo que,
llegan a ser considerados, un ejemplo para resolver y enfrentar los problemas
de la vida.
Por
eso se dice, que cuando alguien está perdido en el desierto y encuentra huellas
de camello, hay que seguirlas para hallar el sendero a la salvación. Pero qué
mejor toparse con uno, ya que las leyendas relatan que ayudan a la gente
extraviada, protegiéndolas de las inclemencias del desierto y ayudándolas
a encontrar el camino a seguir.
El
camello también ha sido objeto de reflexiones, he aquí un ejemplo de un Cuento
Sufí, que nos explica sobre el poder de la mente y su influencia en nuestra
percepción del entorno.
Se
cuenta que cierta noche, después de un largo y fatigoso recorrido por el
desierto, una caravana de camellos decidió detenerse para descansar y reanudar
el viaje al amanecer. Cansados los conductores, al momento de atar a los
camellos, se percataron que hacía falta un poste para atar al último de los
rumiantes.
Pensando
en la posibilidad de pasar la noche en vela, cuidando al camello para evitar
que se escapara, a uno de ellos se le ocurrió la idea de acercarse al animal,
tomar su rienda y simular los movimientos habituales de atarlo, como se hizo
con el resto. Y esto funcionó, el camello creyó estar atado a un poste
imaginario.
A
la mañana siguiente, al disponerse a partir, alistaron a los camellos. Pero el
último, el que fuera atado simuladamente, no quería ponerse en pie. Por lo que
comprendieron que él necesitaba ser “desatado”,
a lo que el hombre que lo “ató” se le
acercó e hizo los movimientos, simulando desatarlo. Acto seguido, el camello se
levantó y se preparó para el viaje, sintiéndose liberado.
Es
por ello, que la enseñanza y similitud con los camellos nos enfatizan la
afinidad a la hora de enfrentar circunstancias difíciles y drásticas de nuestra
existencia.
“El
conocimiento habla
Y la sabiduría
escucha”
(Jimi Hendrix, 1942-1970).