EL IGLÚ: UN
REFUGIO HELADO DE VIDA
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n cualquier lugar donde el ser humano
se asiente, será obligatorio que exista un refugio para subsistir. Cuando de
climas extremos se refiere, es mucho más complicado encontrar las comodidades necesarias
y que mejor se adapten a los humanos, debido a las limitantes y a lo remoto que
pueda representar el vivir en sitios alejados de la civilización.
Debido
a estas circunstancias, los habitantes de las zonas árticas se ven orillados a
emplear iglús, por razón de practicidad y versatilidad —ya sea como refugio de
caza o como vivienda—, dada la facilidad y lo económico que resulta su
construcción; al ser la propia nieve del lugar la materia prima más importante
para su diseño.
La
nieve debe ser lo suficientemente compacta para que pueda ser cortada y labrada,
y así obtener los bloques de hielo necesarios que servirán como estructura y, a
la vez, como paredes que se irán traslapando —uno con otro—, hasta ir cerrando
por completo. Se inicia circularmente, hasta terminar en forma de cúpula en la
parte superior. Las dimensiones dependerán de los requerimientos del, o los usuarios,
lo que determinará el tiempo y cantidad de material a emplear.
El
iglú, cuyo significado es: “casa de hielo”, es un
excelente medio de refugio ante las gélidas temperaturas que se presentan, ya
que se ha podido registrar, que es capaz de permitir que, en su interior, se
conserven temperaturas de hasta 40 grados de diferencia con respecto al exterior.
Esto resulta confortable para sus ocupantes, dadas las agresivas condiciones
que el frío representa en la supervivencia.
Existen
construcciones de este tipo, las cuales han sido acondicionadas con mobiliario,
para crear un entorno habitable dentro de la sobriedad que significa vivir bajo
ambientes adversos; tomando en cuenta que, para lograr este objetivo, se requiere
de un mantenimiento constante para continuar con las ventajas de contar con un
hogar seguro y ‘cálido’.
Es
conocido que, en las zonas cercanas al círculo polar ártico, diversas etnias pertenecientes
a grupos originarios denominados “esquimales”, son quienes hacen
uso de estas edificaciones muy características de su cultura y tradición. Cabe aclarar
que no todos y, no necesariamente, viven en casas como éstas; ya que también
utilizan sistemas constructivos más comunes, como las cabañas a base de troncos.
Los
inuit son una etnia que habitan las zonas del norte de Alaska,
Canadá y Groelandia, así como los yupik que están establecidos en
el sur de Alaska y en la península siberiana de Chukchi.
Bien
sabido es que, bajo cualquiera de las inclemencias de la naturaleza, el hombre
ha sabido sacar partido a los recursos con los que ha tenido a la mano, lo cual
ha forjado las bases de la sociedad; ya sea en un entorno tropical, desértico o
en la misma tundra.
“El
conocimiento habla
Y
la sabiduría escucha”
(Jimi
Hendrix, 1942-1970).