martes, 24 de marzo de 2020

MITOCONDRIA: "Puede que no signifique mucho para nosotros, pero lo cierto, es que es vital. Pese a ser parte de la célula, continúa marcando su independencia. Las mitocondrias son herencia de la madre. De allí, que la 'Eva Mitocondrial' sería el ancestro femenino de la humanidad".



LA MITOCONDRIA: LEGADO MATERNO

L
os organismos, como criaturas fascinantes que son, se encuentran constituidos por un gran número de células. La célula es reconocida como la unidad fundamental de los seres vivos y, es gracias a la interacción que tiene con el resto de éstas, al igual que la dinámica que tiene lugar —tanto en el exterior como en su interior—, que es posible aquello que interpretamos como “vida”.

El correcto funcionamiento de la célula está subordinado a la presencia de pequeños ‘órganos’ que le componen, conocidos como “orgánulos”. Los orgánulos tienen la encomienda de ejecutar una función específica, similar a lo que nuestros órganos ejercen en nuestro cuerpo. Entre ellos, se encuentra la mitocondria. Desde luego que para sobrevivir, la célula también requerirá de otras estructuras y mecanismos biológicos, así como de determinadas condiciones ambientales (temperatura, por ejemplo).

La mitocondria presenta una forma semejante a la de una ‘cuna’. Entre algunas de las funciones que le caracterizan se encuentra su capacidad de obtener el ATP —fuente de energía principal para la mayoría de los procesos celulares—, por medio de la respiración celular. Esto, puede que no signifique mucho para nosotros, pero lo cierto, es que es vital.

En un intento por explicar el origen de este singular orgánulo, encontramos la Teoría Endosimbiótica. Ésta nos propone, que la mitocondria originalmente no formaba parte del equipo de trabajo de la célula; sino que, en algún momento de la historia, se unió a ella como parte del proceso evolutivo.

Según esto, la mitocondria procedería de bacterias primitivas; siendo, precisamente una de ellas hace miles de años. Se piensa que el oxígeno era dañino para las primeras formas de vida, de modo que la mayoría prescindía de él; pero, como consecuencia, no podían obtener la suficiente energía como deseaban. Con el tiempo, sólo unas cuantas bacterias comenzaron a tolerar el oxígeno para utilizarlo, y allí se encontraba el ancestro de la mitocondria.

Esta antigua bacteria vivía —por aquel lejano tiempo—, en un estado de peligro siempre latente, pues no contaba con una estructura que le brindara la suficiente protección ante un agresivo entorno. Por otra parte, existían células que, pese a encontrarse apenas en vías de desarrollo, habían adquirido ya un grado mayor de complejidad, y cuya respiración tenía lugar, pero sin el uso de oxígeno.

Fue entonces que ambas estructuras se unieron (bacteria y célula). La bacteria encontró un refugio para protegerse del ambiente, mientras que la célula, por su parte, adquirió la capacidad de obtener una cantidad respetable de energía mediante el empleo de oxígeno, gracias a su nuevo integrante. Con el tiempo, la bacteria se fusionaría definitivamente con la célula, especializándose aún más y evolucionando como mitocondria, tal cual hoy la conocemos.

Algo que no deja de asombrar es, que aún cuando la mitocondria forma parte de la célula, continúa marcando su independencia, por llamarlo de este modo. Como sabemos, el ADN se localiza en el interior de la célula (en el núcleo, para ser exactos); sin embargo, la mitocondria cuenta con su propio material genético: un ADN circular.

Un dato importante, es el hecho de que las mitocondrias son herencia de la madre. Las mitocondrias, por tratarse de un orgánulo, se encuentran —como los demás— en el citoplasma de las células.

Ahora bien, durante la fecundación, al momento de unirse el espermatozoide con el óvulo, el esperma pierde su cola, fusionando su núcleo (que contiene el ADN celular del varón) con el gameto femenino. Por lo tanto, las mitocondrias del hombre se pierden en el proceso, conservando sólo los de la madre.

De allí, que la oveja Dolly no fuera estrictamente un clon. Pues, aunque era “igual” en físico a su ‘madre’ (la oveja original que fue clonada), el núcleo de ésta fue implantado en el citoplasma de una segunda oveja auxiliar. Para lograr esto, tuvieron que deshacerse primero del núcleo de la oveja auxiliar, dejando ‘hueco’ su citoplasma, para rellenarlo con el núcleo de la primera.

Fue entonces, como Dolly al nacer, heredó el citoplasma —y con ello también las mitocondrias— de la oveja auxiliar, aunque su parecido externo fuera con el de la primera, su ‘madre’. Pues el ADN mitocondrial no influye en la apariencia física, mientras que la del núcleo sí.

De allí, que exista el concepto de la “Eva Mitocondrial”, la cual sería el ancestro femenino de donde procederían las mitocondrias de la humanidad.


“El conocimiento habla
Y la sabiduría escucha”
(Jimi Hendrix, 1942-1970).