LA CERVEZA:
TRADICIÓN MILENARIA
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a cerveza, considerada dentro de las
bebidas más comunes e importantes del mundo, cuenta con diferentes procesos de
elaboración; pero todas y cada una de ellas, con un sabor, color, aroma y
cuerpo que las diferencia de las demás; representando un negocio redituable
para las empresas cerveceras.
Con
orígenes muy antiguos, se le ha relacionado con el pueblo egipcio, además de la
civilización mesopotámica, destacándose los sumerios como los principales
iniciadores en la elaboración de esta bebida fermentada. Más tarde, los pueblos
nórdicos harían de este producto un emblema dentro de sus costumbres, siendo Byggvir,
el dios de la cebada, de quien se obtenía la materia prima para la elaboración
de la cerveza.
A
partir de una mezcla de diferentes cereales que, al ser fermentados con
levaduras y otros ingredientes, se obtiene una infusión de características
alcohólicas. Diariamente, alrededor del mundo, se producen y consumen miles de
hectolitros, debido a la gran demanda existente; lo que ha generado la
proliferación de establecimientos dedicados a la venta y distribución de la
cerveza.
A
diferencia de las elaboradas industrialmente, existe un campo para la
denominada “cerveza artesanal”, la cual es fabricada a base de
recetas, meramente caseras, en establecimientos particulares, lo que lleva a la
invención de nuevas mezclas de sabores, dándole un toque y sello especial muy
diferente a las producidas a gran escala.
No
importa el tipo de proceso, industrial o artesanal, siempre será necesario
contar con la aprobación del maestro cervecero para garantizar lo
que, para muchos, es considerado un arte; por el cuidado que se debe tener en
la selección de los ingredientes a utilizar, al igual del proceso y así obtener
un producto de calidad.
Así
como existen marcas alrededor del mundo dedicadas al negocio de la cerveza, por
lógica, existen diferentes tipos que tienen que ver con el color, grado de
alcohol y, desde luego, el sabor; lo que ha hecho que exista variedad para el
gusto de cada uno de los consumidores. Cervezas tipo Pilsener, Lager,
Stout, Vienna, son algunos ejemplos de la cantidad
de estilos que pueden existir, entre otros más.
Además
de ser una bebida refrescante que se puede tomar por puro placer, también es un
buen acompañante para la comida y eventos de distinta índole. Desde luego,
sabiendo medir los alcances que el efecto pudiera producir, al abusar en el
consumo y posibles repercusiones en la salud a largo plazo. A su vez, debe
tomarse conciencia que, no sólo está de por medio la integridad individual,
sino la de terceros, que pudieran verse afectados al sufrir las consecuencias
de la alteración del organismo por intoxicación alcohólica.
A
pesar de que los fabricantes en su política de venta, informen sobre los
riesgos por el exceso indebido del producto, la responsabilidad siempre será de
parte del consumidor, en la cantidad de ingesta. Siempre será agradable
disfrutar de un buen vaso de cerveza, pero con la responsabilidad que esto
significa.
“El
conocimiento habla
y la sabiduría
escucha”
(Jimi Hendrix,
1942-1970).