lunes, 6 de abril de 2020

RAYA: "Se tiene registro que al año un número considerable de personas sufren lesiones a consecuencia de los ataques, que acuden a los sitios de esparcimiento, ignorando en la mayoría de los casos, las indicaciones del personal encargado de la seguridad de las áreas".



RAYA VENENOSA: CRIATURA SORPRENDENTE

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entro de las especies con una peculiar morfología, encontramos a las rayas. Un tipo de pez emparentado con los tiburones, de forma plana y romboide, que en muchas ocasiones ha sido protagonista de agresiones hacia los seres humanos y que, debido a ello, ha ganado mala fama —por la mayoría—, de entre los animales acuáticos.

En su zona ventral se sitúan las branquias, orificios y boca, dispuesta ésta última para atrapar con mayor facilidad a sus presas, como lo son crustáceos, moluscos y otros invertebrados. Los ojos, en cambio, se localizan en la región dorsal, aunque se cree que estos no juegan un rol determinante a la hora de conseguir su alimento. No obstante, son esenciales para estar alerta ante posibles peligros.

Estos animales suelen permanecer enterrados en la arena de las profundidades, manteniendo tan sólo una leve movilidad, lo que les permite pasar desapercibidos ante posibles agresiones. Su permanencia en el lecho marino les resulta una garantía de supervivencia. Por su parte, al estar emparentados con los tiburones, cuentan con órganos sensoriales llamados ampollas de Lorenzini, que tienen la función de detectar campos eléctricos en el agua de posibles presas y depredadores.

Las rayas son capaces de sobrevivir tanto en aguas dulces como saladas. Sin embargo, en ambos casos resultan peligrosas para los seres humanos, puesto que la cola se encuentra provista de afilados aguijones venenosos. Desde luego, se trata de un mecanismo de defensa ante la presencia de depredadores, pero también lo es ante cualquier amenaza, en general.

En la víctima, tratándose de un ser humano, ésta llega a sufrir un dolor intenso que se puede prolongar, desde unas cuantas horas hasta aproximadamente dos días, dependiendo de la magnitud y el grado del ataque. Aunado a ello, el veneno tiene una considerable repercusión clínica, llegando a ocasionar desde náuseas y convulsiones, hasta parálisis muscular, disminución de la presión sanguínea y, en el peor de los casos, la muerte por infarto.

Hablando de las rayas marinas, suelen radicar en áreas costeras de aguas templadas en los diferentes océanos. Sin embargo, esto no impide que puedan ser localizadas en mar abierto o en otras zonas con características similares en la temperatura.

Dadas estas circunstancias, los eventos ocasionados tras el encuentro del hombre con estos seres, son más comunes de lo que parece. Se tiene registro que al año un número considerable de personas sufren lesiones a consecuencia de los ataques, siendo un motivo para considerarlos nocivos y como amenaza para los bañistas, que acuden a los distintos sitios de esparcimiento, ignorando en la mayoría de los casos, las indicaciones de parte del personal encargado de la seguridad de las áreas.

Como dato adicional y dentro de la mitología clásica, Ulises murió a consecuencia de una herida provocada por una lanza que, en la punta, tenía incrustado un aguijón de raya venenosa; siendo su hijo Telégono, el causante de su asesinato en una riña de forma accidental, tras una confusión al no reconocerlo.


“El conocimiento habla
y la sabiduría escucha”
(Jimi Hendrix, 1942-1970).