RAYA VENENOSA:
CRIATURA SORPRENDENTE
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entro de las especies con una peculiar
morfología, encontramos a las rayas. Un tipo de pez emparentado con los
tiburones, de forma plana y romboide, que en muchas ocasiones ha sido protagonista
de agresiones hacia los seres humanos y que, debido a ello, ha ganado mala fama
—por la mayoría—, de entre los animales acuáticos.
En
su zona ventral se sitúan las branquias, orificios y boca, dispuesta ésta
última para atrapar con mayor facilidad a sus presas, como lo son crustáceos, moluscos
y otros invertebrados. Los ojos, en cambio, se localizan en la región dorsal,
aunque se cree que estos no juegan un rol determinante a la hora de conseguir
su alimento. No obstante, son esenciales para estar alerta ante posibles
peligros.
Estos
animales suelen permanecer enterrados en la arena de las profundidades,
manteniendo tan sólo una leve movilidad, lo que les permite pasar desapercibidos
ante posibles agresiones. Su permanencia en el lecho marino les resulta una garantía
de supervivencia. Por su parte, al estar emparentados con los tiburones,
cuentan con órganos sensoriales llamados ampollas de Lorenzini, que
tienen la función de detectar campos eléctricos en el agua de posibles presas y
depredadores.
Las
rayas son capaces de sobrevivir tanto en aguas dulces como saladas. Sin
embargo, en ambos casos resultan peligrosas para los seres humanos, puesto que la
cola se encuentra provista de afilados aguijones venenosos. Desde luego, se
trata de un mecanismo de defensa ante la presencia de depredadores, pero
también lo es ante cualquier amenaza, en general.
En
la víctima, tratándose de un ser humano, ésta llega a sufrir un dolor intenso
que se puede prolongar, desde unas cuantas horas hasta aproximadamente dos días,
dependiendo de la magnitud y el grado del ataque. Aunado a ello, el veneno
tiene una considerable repercusión clínica, llegando a ocasionar desde náuseas
y convulsiones, hasta parálisis muscular, disminución de la presión sanguínea
y, en el peor de los casos, la muerte por infarto.
Hablando
de las rayas marinas, suelen radicar en áreas costeras de aguas templadas en
los diferentes océanos. Sin embargo, esto no impide que puedan ser localizadas
en mar abierto o en otras zonas con características similares en la
temperatura.
Dadas
estas circunstancias, los eventos ocasionados tras el encuentro del hombre con
estos seres, son más comunes de lo que parece. Se tiene registro que al año un
número considerable de personas sufren lesiones a consecuencia de los ataques,
siendo un motivo para considerarlos nocivos y como amenaza para los bañistas,
que acuden a los distintos sitios de esparcimiento, ignorando en la mayoría de
los casos, las indicaciones de parte del personal encargado de la seguridad de
las áreas.
Como
dato adicional y dentro de la mitología clásica, Ulises murió a consecuencia de
una herida provocada por una lanza que, en la punta, tenía incrustado un
aguijón de raya venenosa; siendo su hijo Telégono, el causante de su asesinato en
una riña de forma accidental, tras una confusión al no reconocerlo.
“El
conocimiento habla
y
la sabiduría escucha”
(Jimi
Hendrix, 1942-1970).