Caravana de Marco Polo, del "Atlas catalán", 1375. |
LA INDIA: LAS
RUTAS COMERCIALES DE ASIA
D
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esde tiempos remotos, la India estuvo en
contacto con el resto del mundo, ejerciendo una influencia enorme a base de su
comercio y en el ámbito espiritual, contribuyendo al desarrollo asiático por la
propagación del Hinduismo y el Budismo. Teniendo en esos siglos, la fama de ser
un país rico en maravillas y encanto.
Viajeros
de aquel tiempo, conocían dos rutas comerciales importantes (consideradas las
más antiguas del mundo): la de las especias y la de la seda;
ésta última se dividía en dos, la del norte y la del sur.
Conocidos
por sus centros de comercio marítimo —localizados en la costa de Coromandel— y por
la ruta de la seda, que iba de China, pasando por Lobnor y Khotan. Por sus
puertos llegaban barcos romanos, persas y árabes, quienes cargaban las riquezas
provenientes de China: tejidos de seda y pieles valiosas. Todo un gran mercado
para productos llegados de Persia, Grecia, Egipto y Roma.
Como
todo comercio, tenía buenos y malos tiempos. Se presentaban en ocasiones,
conflagraciones que daban lugar a situaciones políticas inestables, por donde
las rutas de comercio pasaban y se veían afectadas en sus procesos de
intercambio. A veces el restablecimiento de la paz tardaba mucho, lo que hacía
que hubiera un desabasto de productos.
A
diferencia de las rutas marítimas (que sólo presentaban problemas de mal clima),
éstas resultaban más seguras y eficientes, garantizando cierto suministro de
mercancías, de alguna manera. El año 1 significó un florecimiento del comercio
indio entre los imperios romano, chino (Dinastía Han), India del Norte
(Dinastía Kushán) y Parto.
Entre
los principales clientes de los indios destacaban los romanos. Varios de sus
centros se establecieron en las cercanías de las costas de Puducherry. En
tiempos recientes, se han llegado a encontrar monedas que datan de ese tiempo, las
cuales corroboran la presencia de los comerciantes romanos.
Dentro
de los artículos más importantes que se exportaban a Roma, destacaban: la
muselina (tela fina de algodón), zafiros, esmeraldas, diamantes, rubíes y
perlas. Otras mercancías eran los cargamentos de animales salvajes: leones,
osos, tigres, elefantes y búfalos; además de aves de ornato como los pavos
reales y faisanes dorados (confundidos con el ave fénix).
Otro
punto por destacar era la contribución de fármacos. El caso de la pimienta
resulta curioso, al ser añadida a los brebajes medicinales por su sabor fuerte
y picante, pues se pensaba que los sabores desagradables tenían propiedades
curativas y saludables. De igual modo, el aceite de palma y la canela eran muy
buscados; siendo, la segunda, parte importante en la producción de cosméticos y
perfumería. Cabe resaltar, que la perfumería era un área en la que los indios
gozaban de gran prestigio.
India
fue acreedora al reconocimiento de excelentes cocineros, tal fue su mérito que
también eran exportados a distintos reinos de la época. Un ejemplo de ello, lo
encontramos con el Emperador bizantino que contaba con más de uno en su corte.
En
el siguiente artículo: "La India: mercaderes de Asia y Europa", se continuará abordando este tema.
“El
conocimiento habla
y
la sabiduría escucha”
(Jimi
Hendrix, 1942-1970).