ÁVILA: LA CIUDAD DE CANTOS Y SANTOS
|
C |
on una impresionante muralla medieval de estilo románico de más de dos kilómetros de diámetro, y recordada por su intenso pasado marcado por la guerra y la paz, la ciudad de Ávila se alza imponente en las cercanías del río Adaja. Ubicada en la Meseta Norte de la Península Ibérica y cuyo auténtico origen etimológico se desconoce, está considerada la capital de Provincia más alta de España.
Ávila, ciudad y capital de la Provincia del mismo nombre, ha sido conocida bajo distintos títulos y nombramientos a lo largo de la historia: “Ávila del Rey”, “Ávila de los Leales” y “Ávila de los Caballeros”. El primero de ellos procede de una leyenda, según la cual, esta ciudad acogió al entonces pequeño príncipe Alfonso —hijo de la reina Urraca I de León y del conde Raimundo de Borgoña—, quien huía de su padrastro: Alfonso I “el Batallador”, rey de Aragón, que buscaba anexionar el reino de Castilla al suyo, representando el niño un impedimento para sus intereses. En agradecimiento a la ciudad, aquel niño convertido en Alfonso VII de León “el Emperador”, le concedería el título mencionado.
En esta antigua ciudad se encuentran tesoros arquitectónicos qué observar, como la Puerta de Alcázar, misma que guarda mucha similitud con la Puerta de San Vicente. La Catedral de Cristo Salvador está considerada como la primera iglesia de estilo gótico en tierra española —atribuida al francés Giral Fruchel y construida alrededor del siglo XII—, así como la Iglesia de San Pedro, la Basílica de San Vicente, al igual que distintas ermitas y otros edificios religiosos. Sin olvidar sus empinadas calles y sus bellas casas, haciendo un marco esplendoroso.
En este lugar la vida se torna apacible, ya que la mayoría de la gente labora en la capital, o bien, en la parte moderna de la ciudad. La Plaza de Santa Teresa es uno de los puntos obligados para el visitante, lugar que cuenta con restaurantes y cafeterías, al igual que con una red de comercios en general. Este sitio debe su nombre a Teresa de Ávila, quien escribiera aquí parte de sus obras y fundara, en el siglo XVI, la Orden de los Carmelitas Descalzos.
Entre los sitios teresianos de la ciudad, sobresalen el Convento de Santa Teresa —construido en terreno de su casa natal, al igual que un museo en su honor—, el Convento de San José, el Monasterio de Santa María de Gracia, el Monasterio de la Encarnación y la Iglesia de San Juan.
Un punto a resaltar, en lo que a la historia de esta ciudad se refiere, es que fue considerada un punto importante de convivencia entre cristianos, judíos y musulmanes, cuando Europa, durante siglos, era objeto de guerras religiosas, recibiendo el nombre de “la ciudad de las tres culturas”.
Su imponente fortificación, erigida como protección y estrategia militar, se alza actualmente como una obra de arte digna de la Europa occidental y de la España moderna. En el año de 1985, la UNESCO la distinguió como Patrimonio de la Humanidad.
