OPTIMISMO: EL
PRINCIPIO DE LA FELICIDAD
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er positivos es de gran beneficio para
la salud, por sorprendente que resulte. Casi siempre no damos importancia a
pequeñas cosas que pueden hacernos la vida más amena. Pues no se trata sólo de
una cuestión de buen ánimo, ni de levantarse con ganas de comerse el mundo. Tiene
más que ver con nuestra propia actitud.
El
optimismo es reconocido como un excelente aliado para mantenernos positivos,
aunado al buen humor; en donde éste último ha demostrado reforzar al sistema
inmunológico de las personas, haciéndolas más resistentes ante la presencia
de amenazas biológicas, como virus y bacterias.
La
calidad de vida es una consecuencia adicional, ya que las células se encuentran
en condiciones de responder más eficientemente ante los ataques de
microorganismos. Por eso se dice, que las personas con estrés son más propensas
a sufrir trastornos físicos; siendo un ejemplo de ello la ausencia de sueño, que
de no ser tratada puede causar problemas graves de salud.
Dormir bien,
evitando desvelarse innecesariamente, es un buen hábito que ayuda a recuperar
las energías del día. En caso de no poder conciliar el sueño, se recomienda la
lectura como una opción de relajación para estimularlo, dando como beneficio
una buena actitud a la mañana siguiente.
Reírse, aún de las
cosas más simples, permite al cerebro desconectarse de las presiones de las
actividades diarias. Por lo que se recomienda una buena dosis de risa para
alimentar el buen humor, haciendo que la jornada sea más fácil y placentera,
obteniendo resultados más satisfactorios.
La
convivencia, principalmente con la gente más allegada, suele ser un
aliciente para los sentidos y motiva a que nuestros sentimientos afloren, liberando
cargas positivas en bienestar propio y de nuestros seres queridos, logrando una
empatía con nuestro interior y alejando la depresión.
La
gratitud siempre será un impulso anímico, por lo que tomarse el tiempo
necesario para recordar lo bueno y lo malo que tenemos, nos hará valorar cada
una de ellas; llevándonos por el rumbo de lo positivo y enmendando lo
contrario.
Las
buenas obras siempre serán bien remuneradas, en lo que respecta a
nuestro ánimo. No se trata sólo de ayudar a quienes conocemos, pues un efecto
similar —o incluso mayor—, se obtiene cuando se actúa en favor de los
desconocidos; algo muy parecido cuando nos encontramos necesitados de ayuda y
alguien nos brinda su apoyo.
Ser
negativo y pesimista acarrea que las actividades del día se vuelvan tediosas,
afectando no sólo a nosotros, sino a todo nuestro ambiente. Definitivamente
esto se refleja en nuestro comportamiento, llegando a obtener malos resultados
en las tareas cotidianas, despertando un sentimiento de frustración y enojo;
por lo que siempre será conveniente tratar de evitarlo, pensando en que todo se
resolverá favorablemente.
En
resumen, el optimismo, en la medida que se tenga, favorecerá para realizar
actividades saludables. Una de ellas es el ejercicio, logrando una mejoría en
el humor y en la propia energía para continuar con nuestra vida.
“El
conocimiento habla
y la sabiduría
escucha”
(Jimi Hendrix, 1942-1970).