sábado, 2 de mayo de 2020

OPTIMISMO: "No se trata sólo de una cuestión de buen ánimo, ni de levantarse con ganas de comerse el mundo. Tiene más que ver con nuestra propia actitud. En la medida que se tenga favorecerá para realizar actividades saludables, logrando una mejoría en el humor y en la propia energía para continuar con nuestra vida".


OPTIMISMO: EL PRINCIPIO DE LA FELICIDAD

S
er positivos es de gran beneficio para la salud, por sorprendente que resulte. Casi siempre no damos importancia a pequeñas cosas que pueden hacernos la vida más amena. Pues no se trata sólo de una cuestión de buen ánimo, ni de levantarse con ganas de comerse el mundo. Tiene más que ver con nuestra propia actitud.

El optimismo es reconocido como un excelente aliado para mantenernos positivos, aunado al buen humor; en donde éste último ha demostrado reforzar al sistema inmunológico de las personas, haciéndolas más resistentes ante la presencia de amenazas biológicas, como virus y bacterias.

La calidad de vida es una consecuencia adicional, ya que las células se encuentran en condiciones de responder más eficientemente ante los ataques de microorganismos. Por eso se dice, que las personas con estrés son más propensas a sufrir trastornos físicos; siendo un ejemplo de ello la ausencia de sueño, que de no ser tratada puede causar problemas graves de salud.

Dormir bien, evitando desvelarse innecesariamente, es un buen hábito que ayuda a recuperar las energías del día. En caso de no poder conciliar el sueño, se recomienda la lectura como una opción de relajación para estimularlo, dando como beneficio una buena actitud a la mañana siguiente.

Reírse, aún de las cosas más simples, permite al cerebro desconectarse de las presiones de las actividades diarias. Por lo que se recomienda una buena dosis de risa para alimentar el buen humor, haciendo que la jornada sea más fácil y placentera, obteniendo resultados más satisfactorios.

La convivencia, principalmente con la gente más allegada, suele ser un aliciente para los sentidos y motiva a que nuestros sentimientos afloren, liberando cargas positivas en bienestar propio y de nuestros seres queridos, logrando una empatía con nuestro interior y alejando la depresión.

La gratitud siempre será un impulso anímico, por lo que tomarse el tiempo necesario para recordar lo bueno y lo malo que tenemos, nos hará valorar cada una de ellas; llevándonos por el rumbo de lo positivo y enmendando lo contrario.

Las buenas obras siempre serán bien remuneradas, en lo que respecta a nuestro ánimo. No se trata sólo de ayudar a quienes conocemos, pues un efecto similar —o incluso mayor—, se obtiene cuando se actúa en favor de los desconocidos; algo muy parecido cuando nos encontramos necesitados de ayuda y alguien nos brinda su apoyo.

Ser negativo y pesimista acarrea que las actividades del día se vuelvan tediosas, afectando no sólo a nosotros, sino a todo nuestro ambiente. Definitivamente esto se refleja en nuestro comportamiento, llegando a obtener malos resultados en las tareas cotidianas, despertando un sentimiento de frustración y enojo; por lo que siempre será conveniente tratar de evitarlo, pensando en que todo se resolverá favorablemente.

En resumen, el optimismo, en la medida que se tenga, favorecerá para realizar actividades saludables. Una de ellas es el ejercicio, logrando una mejoría en el humor y en la propia energía para continuar con nuestra vida.


“El conocimiento habla
y la sabiduría escucha”
(Jimi Hendrix, 1942-1970).