domingo, 28 de junio de 2020

HEMISFERIOS CEREBRALES: "El hemisferio derecho participa en las primeras etapas del desarrollo cognitivo del niño. De esta manera, al hemisferio izquierdo se le permite especializarse con el tiempo, en procesos más avanzados, siendo un ejemplo de esto la práctica lingüística".

Fuente de la imagen: Pixabay.

HEMISFERIOS CEREBRALES: DESTREZA COGNITIVA 

E

l hemisferio izquierdo del cerebro se encuentra provisto de la capacidad para organizar las proyecciones abstractas de la mente, permitiendo a la persona interpretarlas sin causar conflicto alguno en su propia percepción. Ejemplo de lo anterior, se da cuando alguien se encuentra planificando un hecho a futuro, tomando en cuenta minuciosamente los pormenores, así como las posibles consecuencias de los actos a ejecutar. 

Pero la abstracción no se limita sólo a espejismos mentales, también implica la comprensión de ciertas cosas que vemos y oímos. El hemisferio izquierdo fue el que permitió al ser humano el desarrollo de la antiquísima “lengua de signos”, la cual, mediante el uso de señales y sonidos corporales, un emisor es capaz de informar a su interlocutor y/o receptor (según sea el caso) desde la distancia. Ejemplos de ello, las estrategias de caza del hombre primitivo mediante gestos y gritos; e incluso, aquellas que guardan una simbología sagrada en el ámbito religioso: la “señal de la cruz” en el Cristianismo, o los “mudras” en el Hinduismo y el Budismo, por sólo citar algunos. 

La investigadora y profesora de arte estadounidense, Betty Edwards, publicó en 1979 el libro “Dibujando en el lado derecho del cerebro”, en el cual recopilaba sus experiencias con estudiantes de artes plásticas. En su obra, Edwards animaba a aprender a dibujar con la técnica de observar un objeto de forma completa, en vez de enfocarse en cada una de sus partes. Asimismo, estimulaba a dibujar las cosas tal cual se observaban, literalmente; evadiendo, con ello, al hemisferio izquierdo que tiende a “interpretar” lo visto basándose en un objeto previamente conocido. 

Una estrategia de la profesora consistía en colocar de cabeza un retrato, a fin de que la perspectiva invertida diera un panorama diferente al cerebro. La técnica marcada por Edwards, al final, ayudaba a clasificar a las personas en base a su desenvolvimiento como de “predominio cerebral izquierdo” o de “predominio cerebral derecho”, logrando identificarlas como prácticas, lógicas o poco imaginativas. 

Aunque los investigadores reconocen que no es posible dividir al cerebro de una manera precisa, existen ciertas habilidades que bien pueden asociárseles a cada uno de los hemisferios, como características sobresalientes. Por ejemplo, al hemisferio derecho se le identifica con la visualización espacial, siendo más pronunciado y común en los varones. Por su parte, al hemisferio izquierdo se le asocia con la destreza verbal, siendo algo muy característico en las mujeres. 

La explicación a lo anterior defiende que el hemisferio derecho participa en las primeras etapas del desarrollo cognitivo del niño. De esta manera, al hemisferio izquierdo se le permite especializarse con el tiempo, en procesos más avanzados y, por supuesto, más minuciosos, siendo un ejemplo de esto la práctica lingüística. 

En el caso de la habilidad musical, se considera que ambos hemisferios cerebrales trabajan en conjunto para hacerla posible, pero volviéndose más marcado por el hemisferio izquierdo cuando dicha destreza artística aumenta. 

A pesar de lo expuesto, la propia Ciencia manifiesta que nuestro cerebro es un conjunto de redes neuronales interconectadas, siendo inexacto vincular a determinadas habilidades como masculinas o femeninas. 

 

“El conocimiento habla
y la sabiduría escucha”
(Jimi Hendrix, 1942-1970).