"Las Danaides"; John William Waterhouse (1903).
LAS DANAIDES: LAS CINCUENTA HIJAS DE DÁNAO
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l mítico rey egipcio, Belo, descendía de un linaje divino. Su padre fue el mismo Poseidón —señor de los mares y de los océanos—, quien lo concibió al lado de Libia, nieta de Zeus por el lado paterno. Según afirman ciertos relatos, el actual Estado de Libia debe su nombre a esta amante de Poseidón, misma que habría gobernado este territorio como regalo del dios. La mitología asegura que Belo tuvo dos hijos gemelos, fruto del amor con Anquínoe, quien, a su vez, era hija del dios Nilo.
El primero de los hermanos se llamaba Dánao y gobernaba la región de Libia; el segundo era Egipto y gobernaba la zona del Nilo. Tras la muerte de su padre Belo, se vieron envueltos en disputas familiares por razón de territorio, toda vez que la zona del Nilo era mucho menos extensa que la región de Libia. La ambición de Egipto era mucha que lo llevó a perseguir a su hermano y a su familia. Fue así como Dánao emprendió la huida con sus hijas.
Los perseguidos recibieron la hospitalidad del soberano de la ciudad de Argos, Gélanor. Algo que finalmente resultaría contraproducente, pues Dánao terminó exigiendo el poder sobre la ciudad, toda vez que, por su linaje y vínculo con la sacerdotisa Ío, reclamaba dicho derecho. De acuerdo con el árbol genealógico, Libia —abuela de los gemelos en conflicto, Dánao y Egipto—, como fue mencionado en un principio, era nieta de Zeus, pero también de Ío. Se cuenta que, al enterarse Hera, esposa de Zeus, de dicha relación, ordenó la persecución de Ío, quien huyó de la ciudad de Argos rumbo al Nilo bajo la forma de una vaca.
Luego de emprender la disputa por el poder, Dánao resultó victorioso, tomando el control de la ciudad. Acto seguido, se dice que tal suceso llegó a oídos de su hermano Egipto, quien al enterarse de las grandes riquezas con las que ahora Dánao contaba, envió mensajeros para proponerle la reconciliación, de tal modo que ofrecía a sus cincuenta hijos para que contrajeran matrimonio con las cincuenta hijas de Dánao. La propuesta fue aceptada.
Sin embargo, lo que Egipto no sospechaba, era que su hermano le guardaba odio y rencor. Estos sentimientos le hicieron ordenar a sus hijas que asesinaran a sus sobrinos, los hijos de Egipto, en la noche de bodas. Todas lo hicieron, excepto Hipermnestra, quien perdonó la vida de su esposo Linceo por respetar su decisión de permanecer virgen. El relato cuenta que Zeus concedió el indulto a las mujeres, ordenando que la hija desobediente fuera castigada. Sin embargo, las Furias, inconformes, retomaron el juicio después de que todas murieron, condenando a las asesinas al lugar de castigo, en donde habrán de acarrear agua para depositarla en un cántaro con agujeros por toda la eternidad; mientras que Hipermnestra fue llevada al paraíso.
Otro relato complementario asegura que Linceo, el príncipe superviviente, vengó el asesinato de sus cuarenta y nueve hermanos matando a su tío Dánao y, fundando al lado de su esposa Hipermnestra, una nueva dinastía que reinó en la ciudad de Argos.