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entro de la gran variedad de la
gastronomía mexicana y dentro de la exquisita sazón de la zona del sureste
nacional (principalmente, en los Estados de Chiapas y Tabasco), existe un
ingrediente, que ha logrado distinguirse, en la ya muy reconocida gama de
deliciosos guisos que forman parte de la dieta de esas localidades.
Me
refiero, al increíble, sorprendente y afamado: ¡Chipilín! Quizá, para
algunos, el nombre les resulte un tanto especial, pero es el apelativo con el
que se conoce a este tipo de quelite, que se produce, principalmente en la
región mencionada anteriormente y en partes de América Central.
Al
estar en una de estas Entidades Federativas, no se puede dejar pasar de lado,
disfrutar uno de los platillos, en los cuales, el ingrediente estrella, se hace
notar y hace disfrutar el paladar de los comensales. El Chipilín, es un digno
representante de esta región mexicana; que tal vez no ha sido valorado en
demasía, como otros tipos de hierbas y plantas que se llegan a usar en la gran
diversidad de platos, con nuestro sello mexicano. Esto, posiblemente, porque no
se comercializa de forma regular en otros Estados; tal vez, porque no se ha
intentado introducir al campo o, posiblemente, las condiciones de adaptación no
sean las apropiadas.
Dejando
atrás, lo que a su descripción se refiere, pasemos a lo que en realidad nos
interesa: la comida. En lo personal, desconozco la cantidad de guisos que se
puedan llegar a realizar con el chipilín. Lo que sí les puedo platicar y dar un
punto de vista objetivo, es sobre dos suculentos y exquisitos manjares, los
cuales, tuve la oportunidad de disfrutar estando en tierras chiapanecas: los
emblemáticos “tamales de chipilín” y la “sopa (o caldo) con bolitas
de masa con chipilín”.
En
primer lugar, hablando de los tamales, éstos destacan porque se pueden
encontrar en cualquier parte y a todas horas. Con sabor único, en donde el
fuerte sabor del chipilín, mezclado con el del tradicional nixtamal, se logra
una combinación que no se puede comparar con ninguna otra. Ya sean rellenos con
carne de pollo o cerdo, además de queso, especias y envueltos en hoja de
plátano, o en su defecto, en hojas de maíz; son una delicia que los visitantes
y los locales, aprecian por igual.
El
resultado es un tamal que se puede comer solo o acompañado de una salsa roja, a
base de caldo de pollo, chile guajillo, especias y tomate.
En
segundo lugar, y no menos importante, toca el turno de la sopa con bolitas de
masa, la que comparte con los tamales, algunos de los ingredientes, tales como
la masa mezclada con el chipilín, con la que se harán unas bolitas de
aproximadamente tres centímetros, rellenas de queso crema.
Una
combinación espectacular, a base de un sofrito de cebolla, tomate y elote, lo
que realza el sabor de un caldo de pollo, al cual se le agregan las bolitas
rellenas, para dar como resultado un plato con características que, sólo en
Chiapas, se pueden hallar. Cabe resaltar que existen variantes en la
preparación de esta sopa, por lo que, si investigan, notarán alguna o varias
diferencias a lo que les he platicado.
Lo
importante es disfrutar de la combinación de sabores que te brindan los
ingredientes de la gastronomía del sureste, tomando en cuenta las bondades del
chipilín.
“El
conocimiento habla
y la sabiduría
escucha”
(Jimi Hendrix, 1942-1970).