jueves, 27 de febrero de 2020

ÁFRICA: "Este tipo de descubrimientos, entre otros más, han dado lugar a que se replantee la Historia, prestando mayor enfoque y valor a las tierras del continente africano. Cosa que en el pasado lo fue, pero que lamentablemente con el paso de los años, se vio relegado".


ÁFRICA: FUENTE DEL INTELECTO

E
n las montañas de Lebombo, en la zona sur de África, fue encontrada una herramienta exótica, que, según los investigadores, su edad dataría de aproximadamente 40 mil años. Se trata del peroné de un babuino, un objeto óseo que debió emplearse como calendario lunar, tras hallársele 29 cortes, curiosamente.

Ante esto, Richard Mankiewicz en la “Historia de las Matemáticas”, lo visualiza como: “la manifestación más antigua del empleo de cálculos matemáticos”. Se ha supuesto, incluso, que la artífice debió ser una mujer al tratar de medir el ciclo menstrual, pero de esto no hay una seguridad.

Si esto fuera poco, a finales del siglo XX, el arqueólogo y paleontólogo, Christopher Henshilwood, descubrió en Sudáfrica lo que sería conocido como “las obras más antiguas de la Humanidad”. Esto fue de suma relevancia para el mundo científico y para los historiadores, pues es evidencia de que el intelecto humano ha estado presente, desde muchos años antes, de lo registrado en Europa.

Lo que Henshilwood allí descubrió, en la Cueva de Blombos, fueron objetos interesantes que ponen de manifiesto la inteligencia del hombre muchos siglos antes de nuestra era. Sobre todo, por el empleo de figuras geométricas, pese a tratarse de épocas primitivas. Siendo los protagonistas de tan notables habilidades, sus antiguos y originarios habitantes.

Este tipo de descubrimientos, entre otros más, han dado lugar a que se replantee la Historia, prestando mayor enfoque y valor a las tierras del continente africano. Cosa que en el pasado lo fue, pero que lamentablemente con el paso de los años, se vio relegado.

Ya desde la antigüedad, cuando los griegos exploraron esta antigua tierra, se percataron de que sus habitantes eran individuos con un alto grado de conocimientos, entendidos en diversas disciplinas: arquitectura, filosofía, religión, matemáticas, etc. Los griegos llamaron a estas tierras “Etiopía” (castellanizado), que quiere decir “país de los negros”; y tan alta fue la admiración que les tuvieron, que vieron necesario aprender de ellos, para llevar sus conocimientos a Europa y civilizar a su país. A su vez, pensaban que este lugar gozaba del respeto de los dioses del Olimpo, a tal grado, que Zeus llegó a visitarlo, según Homero.

Los griegos, en un intento por dar explicación a las características de la región y de los lugareños, decían que éstas eran consecuencias del mito de Faetón, quien por alardear ser hijo de Helios —el dios del sol—, solicitó a su padre conducir su carruaje tirado por caballos, tan sólo un día. Pero su inexperiencia provocó que el carruaje del sol se acercara mucho a la zona de África, quemando la vegetación (volviéndola desértica) y la piel de sus habitantes.

Cabe destacar, que de este pueblo surgiría el Imperio Egipcio. Los egipcios, por su parte, llamaban a su tierra “Kemet”, cuyo significado es “Tierra Negra”. Pues independientemente de la cuestión física, las tierras fértiles propicias para la agricultura —y, por lo tanto, para asentarse—, adoptaban un color oscuro por la presencia del limo depositado por el Río Nilo. De ahí en fuera, el desierto, cuyo color es otro, no era apto para esta finalidad.

África es un lugar lleno de riquezas, no sólo por la diversidad de su flora y fauna, sino por su gente, quienes infundieron la luz del saber a quienes fundarían los pilares de la Cultura Occidental.


“El conocimiento habla
Y la sabiduría escucha”
(Jimi Hendrix, 1942-1970).