LA GRAN
MURALLA: EL SISTEMA DEFENSIVO CHINO
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a “Gran Muralla” es el
nombre general, con el que hoy se le conoce, a las murallas erigidas por el
Imperio Chino, como defensa militar, ante la constante amenaza de los pueblos
vecinos dedicados al pastoreo. Y es que, desde hacía siglos, China mantenía relaciones
comerciales con dichas poblaciones nómadas.
Sin
embargo, no se trataba de una relación sana, toda vez que existía cierta
desconfianza hacia ellos por el constante surgimiento de conflictos; esto debido
a la imposibilidad —en muchas de las ocasiones, por parte de los chinos— de
lograr satisfacer la demanda de los pueblos, cuyo crecimiento era progresivo,
volviendo la situación más complicada.
El
Imperio Chino fue instituido en el año 221 a. C. por manos de Quin Shi Huang,
quien entonces establecería ser llamado “Primer Emperador”. Los estados
chinos, anteriores a la unificación, habían levantado sus propias murallas con
fines de salvaguarda. Por lo que, al unificar a los distintos reinos bajo un
Imperio, Quin Shi Huang ordenó el derribamiento de las murallas divisorias y la
construcción de una primera Gran Muralla, acorde a las necesidades del momento.
La
historia nos narra las aventuras de Marco Polo por Asia en el siglo XIII, así
como su estadía y destacadas actividades en la China de aquellos tiempos. Sin
embargo, resulta curioso para los historiadores, que no sobreviva ninguna
mención de su parte sobre la Gran Muralla. Esto ha motivado que exista inseguridad,
por parte de algunos, sobre la autenticidad de su viaje. No obstante, es
necesario mencionar que, previo al siglo XVI, la Gran Muralla no era una obra
continua como tal, o producto de construcciones complementarias realizadas por
todas las dinastías hasta esa fecha. Algunas dinastías, incluso, no
construyeron, y la voluntad de erigirlas siempre era dependiente de las
condiciones de la época. Decidirse a hacerlas, originaba encendidos debates,
pues implicaba la posibilidad de guerra, lo que provocaría inestabilidad
política y económica.
Las
dinastías que apoyaron la idea de construir murallas fueron las de procedencia
china. Ya que, a través de los siglos, el origen de las familias reinantes se
vio modificado por causa de los cambios políticos, producto de la guerra y las
invasiones. Las dinastías con linaje procedente de pueblos extranjeros no
tenían interés en levantar este tipo de edificaciones divisorias. De allí podría
explicarse, el porqué para el siglo XIII todavía no figurara la Gran Muralla
como algo extraordinario —época de Marco Polo—, tratándose de ruinas
convencionales.
Fue
hacia finales de la Dinastía Ming cuando la Gran Muralla, tal y como la
conocemos en la actualidad, empezó su construcción en el siglo XVI. Período de
intensos conflictos, por buscar China la expulsión de los bárbaros. A raíz de
verse orillados a la defensiva, se determinó el levantamiento de murallas, pero
con un ímpetu sin antecedentes. Sólo que ahora, emplearían la piedra, en vez de
tierra apisonada, decidiendo que las fortificaciones fueran continuas.
Fue
así, como a partir del siglo XVII, la Gran Muralla contaba ya con las
características y dimensiones por las que es famosa y admirada en todo el mundo,
elevada a la categoría de Patrimonio de la Humanidad.
“El
conocimiento habla
y
la sabiduría escucha”
(Jimi
Hendrix, 1942-1970).