EL MARY
CELESTE: LA CRÓNICA DE LA DESGRACIA
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uestro mundo se encuentra repleto de
misterios todavía hoy sin descifrar. Eventos que, por un motivo u otro escapan
de la razón, y a los que difícilmente podríamos darle respuesta para calmar
nuestra inquietud. El mar ha sido testigo de muchos relatos. Historias de todo
tipo, que han sido recogidas por los aventureros, en un intento por conservarlas
e impedir que se vuelvan víctimas del olvido.
El
caso del “Mary Celeste”, un bergantín mercante de Estados Unidos es
considerado como uno de los enigmas marítimos más célebres, por su relativa
cercanía a nuestros tiempos presentes, siendo el siglo XIX la época del inexplicable
acontecimiento.
Se
tiene registro, que el barco fue fabricado y ensamblado en Nueva Escocia,
Canadá. Recibiendo el nombre, en un principio, de “Amazon”, registrado
con la nacionalidad británica. Desde que empezó a navegar, en el año de 1861,
fue víctima de circunstancias poco agradables. El capitán que tuviera el honor
de ser el primero en tripularlo, moriría a unos cuantos días siguientes después
de regresar de su viaje inaugural, a causa de una enfermedad inesperada, ese
mismo mes.
Cabe
resaltar que, en el período de su vida de servicio, el barco se vio inmiscuido
en una serie de incidentes que le fueron atribuidos a la “mala suerte”,
hasta que sucedió lo impensable. Tras una fuerte tormenta, fue llevado por la
corriente hasta la orilla, destruyéndolo casi por completo, a tal grado de
considerársele pérdida total. Motivo por el que los dueños, bajo su
consentimiento, abandonaron al “Amazon” a su suerte.
Un
año después, en 1868, los restos serían vendidos como desechos a un marinero
norteamericano de nombre Richard Haines, quien lo restauró y lo registró bajo
nacionalidad estadounidense ante las autoridades de Nueva York, a la vez de renombrarlo
como sería conocido por la Historia: “Mary Celeste”. Sin embargo, la
racha de “mala suerte” no terminaría ahí, ya que a su nuevo dueño —por causa
de deudas—, le sería embargado al año de haberlo comprado, para ser puesto en
venta nuevamente y ser adquirido por James Winchester.
En
1872, el navío entró en fase de mantenimiento y acondicionamiento mayor,
aumentándose sus dimensiones y capacidad de carga. Se programó entonces un
viaje a Génova, Italia, con un cargamento de barriles de alcohol, el cual zarpó
el 07 de noviembre de ese año rumbo a Europa.
Sería
aquí cuando daría inicio la leyenda, ya que, a los pocos días, la embarcación
sería encontrada navegando a la deriva, en curso errático, en aguas portuguesas.
El barco fue hallado por la tripulación del navío “Dei Gratia” el 04 de
diciembre de 1872, quien zarpara del mismo puerto de Nueva York una semana
después de que el “Mary Celeste” lo hiciera, en un recorrido similar.
Las
condiciones en las que fue encontrado resultaron incomprensibles para el
personal del “Dei Gratia”, debido a la extrañeza de la situación al no
hallar rastros de la tripulación, estando la carga completa del “Mary
Celeste”, sin indicios de violencia o ataque alguno. Sólo faltando el bote
salvavidas. Por lo que especularon que, por un motivo importante, tuvieron que
abandonarlo.
El
paradero de la tripulación jamás sería conocido, dando lugar a un sinfín de
teorías sobre lo que realmente les sucedió. Hay quienes afirman que fueron
víctimas de ataques piratas, sin lógica alguna, ya que el cargamento estaba
intacto. Otros opinan, que se debió tratar de una gran tormenta la que amenazó
las condiciones del barco, obligándolos a abandonarlo. Y algunos más, no ven
imposible que hubieran sido víctimas del ataque de alguno de los legendarios
monstruos marinos de historias y leyendas.
Como
dato final, durante su corto período de vida, el “Mary Celeste” contó
con cuatro capitanes: Robert McLellan, John Nutting Parker, William Thompson y
Benjamin Spooner Briggs. Siendo este último el que no regresaría a casa y del
que nunca más se supo.
“El
conocimiento habla
y
la sabiduría escucha”
(Jimi
Hendrix, 1942-1970).