jueves, 13 de febrero de 2020

RUMPELSTILTSKIN: "Duende misterioso y enigmático, del quien nadie sabe su nombre. Coexiste con la gente, aprovechando la angustia y desesperación, para ofrecer una solución a sus problemas, sabiendo que su ayuda será aceptada, condicionándola a cambio de algo".

Fuente: internet

RUMPELSTILTSKIN: MAGIA Y FÁBULA

U
no de los cuentos considerados para niños con un alto grado de misticismo, y de origen alemán, sin duda alguna es “Rumpelstiltskin”. Creación de los Hermanos Jacob y Wilhelm Grimm, publicado en 1812. Esta obra literaria reconocida en todo el mundo, bajo diferentes traducciones y nombres, representa la idea de la mezcla de lo sobrenatural con lo cotidiano.

La historia se centra en un reino lejano, en donde el personaje principal es un duende misterioso y enigmático, del quien nadie sabe su nombre; procedente de un mundo mágico en donde se rebasa toda lógica, propia de la “imaginación” del hombre.

Como en la mayoría de los cuentos, todo gira en base a la diferencia de clases sociales: los estratos bajos que buscan una mejor forma de vida y la clase alta, rodeada de lujos y riquezas, que llegan a entrelazarse de una forma inverosímil; propia de estas historias, que acaparan la atención de los lectores y oyentes.

Para quienes hayan tenido la oportunidad de leer esta obra de los Hermanos Grimm, nos habremos dado cuenta que Rumpelstiltskin, ser prodigioso, coexiste con la gente, brindando ayuda con favores a cambio de algún tipo de prenda; yendo y viniendo entre el mundo mágico y el nuestro sin restricciones.

Rumpelstiltskin aparecía en los momentos complicados de las personas, quizá, aprovechando la angustia y desesperación, para de forma sutil y amable, ofrecer una solución a sus problemas, sabiendo que su ayuda sería aceptada, condicionándola a cambio de algo.

Esta fue la situación de un humilde molinero, que en su afán de estar en la gracia del rey, presumió las habilidades de hilar de su hija; a tal grado, de no sólo hacerlo con el algodón, sino que tenía la destreza de hilar oro de la paja. Al oír el monarca, semejante declaración, mandó traer a la muchacha y la encerró en una habitación llena de paja.

Dándole una rueca y en tono amenazante le dijo: “Si esta paja no está convertida en oro, de hoy en la noche para la mañana siguiente, perderás la vida”. Bajo este argumento, la doncella lloró y suplicó, diciendo que no podía realizar semejante cosa; algo que el monarca no quiso escuchar.

Aquí, es donde el ser sobrenatural hace su aparición. Tomando ventaja de la situación, se ofrece a realizar la imposible tarea que le fue impuesta a cambio de su collar. En cuanto lo recibió, se puso a trabajar y, en un momento, toda la paja se transformó en oro puro; al terminar, desapareció en el acto. A la mañana siguiente, el rey quedó asombrado con lo que vio; pero su avaricia era mayor, por lo que volvió a traer a la mujer esa misma tarde, bajo amenaza, para volver y realizar la hazaña, pero en una habitación al doble de la anterior.

Como era de suponerse, volvió a suceder lo mismo. Rumpelstiltskin volvió a aparecerse otra vez y ella le ofreció su anillo a cambio. Cosa que tomó el “duende” y realizó la misma acción de la noche anterior. A la mañana siguiente, el asombro del monarca fue mayúsculo; por lo que, volvió a llamar a la joven para esa misma tarde y pedirle realizar, por última vez, la sorprendente proeza, pero en una habitación tres veces mayor. Sólo que esta vez, el rey le dijo: “Si en esta ocasión logras convertir la paja en oro, no sólo salvarás tu vida, sino que te convertirás en mi esposa”.

A la mañana siguiente, todo pasó como se esperaba; el rey cumplió su palabra y tomó como esposa a la doncella, que para el beneplácito del molinero, vio solucionada su situación de pobreza.

Lo que no supieron, es que, la ahora reina, para lograr de nueva cuenta la encomienda, tuvo que hacer un trato con Rumpelstiltskin. Ya no contaba con alguna prenda para ofrecer a cambio, a lo que el duende le hizo prometer, que cuando naciera su primer hijo, tendría que entregárselo por hacer el trabajo; algo que ella, sin pensar, aceptó.

Durante un año, la reina no tuvo otro encuentro con Rumpelstiltskin hasta que dio a luz a un varón. Ya había olvidado la promesa hecha de entregar a su primogénito, a lo que el “enano” se encargó de recordárselo. La reina suplicó que no se lo quitara, a lo que éste le dio una oportunidad, siempre y cuando pudiera adivinar su nombre; por lo que, le dio un plazo de tres días para descubrirlo.

La reina vio una oportunidad de salvar a su hijo. Empezó a recordar y anotar todos los nombres que recordaba y envió sirvientes a todos los rincones del reino para investigar todos los nombres extraños que pudieran existir.

A la siguiente noche, Rumpelstiltskin se presentó en la alcoba de la reina para obtener respuesta al acertijo, a lo que ella, empezó a enumerar todos los nombres que recordaba; teniendo como respuesta: “ese no es mi nombre”. Lo mismo pasó la siguiente noche y la desesperación crecía.

Ya para el último día, casi anocheciendo, uno de los sirvientes, que se había retrasado al cruzar un claro de un bosque, logró ver a lo lejos a un extraño hombrecillo que cantaba: “Hoy haré cerveza y mañana pan; mañana el hijo de la reina mío será. La reina este juego nunca ganará. Me llamo Rumpelstiltskin, no lo adivinará”.

El sirviente se llenó de alegría, que ensilló en su caballo y a todo galope se dirigió hacia al castillo para informar su descubrimiento. Al oírlo, la reina gritó de emoción, y pacientemente esperó la llegada del gnomo.

— Buenas noches, mi dama—, saludó el susodicho; —¿Tiene usted la amabilidad de decir mi nombre?

— ¿Carlos? — preguntó.

— ¡No!

— ¿Tal vez Pedro?

— ¡No!

— ¿Tal vez “Rumpelstiltskin”?

— ¡No puede ser! ¡Las brujas te lo dijeron!

El hombrecillo salió tan enojado, pero cumplió su palabra al no llevarse al niño. A partir de esa noche ya nadie supo de él.

Sin duda, una historia que vale la pena leer. Existen adaptaciones de este cuento, pero la que lean, seguro que les agradará.


“El conocimiento habla
y la sabiduría escucha”
(Jimi Hendrix, 1942-1970).