ANTÁRTIDA: EL GRAN
CONTINENTE HELADO
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l lugar más frío del planeta es la
Antártida, un vasto y desolado desierto de hielo, con temperaturas que han
podido alcanzar los 90° centígrados bajo cero. El “Continente Blanco”
—como se le conoce también—, está situado en la zona sur de la Tierra; mismo, donde
puede ser ubicado el Polo Sur en su parte central, al igual que el Océano
Glacial, famoso por ser el más peligroso del planeta.
En
la antigüedad, apareció el concepto de la “Tierra austral desconocida”,
mismo que suponía que al sur del planeta debía existir una inmensa masa de
tierra aún por ser explorada, y a la cual, con el pasar de los años, se le consideró
el hogar de diversos seres fantásticos y mitológicos. Fue hasta siglos
recientes y gracias a los descubrimientos expedicionarios que esta idea quedó
en el olvido.
Pese
a la agresividad del ambiente, esto no ha impedido que la vida se desarrolle.
Así, encontramos aquí una abundante variedad marina, tales como corales, moluscos,
gusanos, destacándose el krill antártico, cuya abundancia de ejemplares por
metro cúbico oscila entre los 25 mil a 30 mil. Su importancia es tal, que es
fuente clave de alimento de ballenas, pingüinos, focas y aves.
La
naturaleza nunca deja de sorprendernos. La Antártida nos concede un maravilloso
espectáculo conocido como “flores de hielo”, el cual, es posible a
causa del protagonismo de la temperatura. A grandes rasgos, este singular fenómeno
se origina por el contacto entre dos elementos: el vapor de agua y el aire
del ambiente. El vapor de agua (procedente de las capas de hielo) escapa al
exterior a través de fisuras en éste, interactuando con el aire frío (del
entorno), provocando que el vapor de agua entonces se congele, dando lugar a
estos cristales espectaculares.
La
Antártida es, actualmente, una tierra destinada a la investigación científica y
con un prolífero interés de parte de la colectividad internacional; la cual,
ha establecido normativas en aras de su protección y resguardo, frente a la
agresión y el mal uso por parte de la mano humana. Tal es el caso del Tratado
Antártico.
Un
dato curioso, es que, si bien la presencia humana es insignificante en la
Antártida, a excepción de la actividad en las bases de investigaciones
científicas, la religión ha hecho acto de presencia en este inhóspito lugar. El
jesuita español Felipe Lérida, ha pasado a la Historia como el primer sacerdote
en oficiar la misa en este gélido continente en el año de 1946.
Por
su parte, el sacerdote Tarcisio Rubín, quien fuera propuesto para beatificación,
de igual forma fungió como misionero en estas tierras, a las cuales, de acuerdo
con Adolfo E. Quevedo Paiva, le tomó gran afecto:
“Continuamente
evocaba hasta el fin de sus días, con especial afecto este glacial peregrinaje,
en el edén inmaculado, majestuoso y bello, testimoniando humildemente cuanto
pudo gozar en ese páramo blanco del fin del mundo”.
“El
conocimiento habla
Y
la sabiduría escucha”
(Jimi Hendrix, 1942-1970).