FENÓMENO
BAADER–MEINHOF: ILUSIÓN DE LA OMNIPRESENCIA
S
|
eguramente, en más de una ocasión nos
ha sucedido que, curiosamente, sentimos como si el Universo estuviese
conspirando contra nosotros. Acabamos de comprar una prenda exclusiva o de hacernos
un corte de cabello original, pero resulta que, al poco tiempo, vemos a varias
personas por la calle que también los traen. ¿Qué ocurre?
Hemos
decidido formar parte de una corriente ideológica, inscribirnos a una escuela
en especial, formar parte de algún grupo selecto, o en su defecto, comenzar a practicar
una rutina, y terminamos percatándonos de que, uno o varios de nuestros vecinos
y amigos, también se les ha ocurrido —extrañamente—, empezar a hacer lo mismo,
como si ahora el mundo quisiera imitarnos.
Pues
bien, es un hecho curioso que a más de uno le ha pasado en la vida, provocando
que, en muchas de las ocasiones, uno termine por decepcionarse al no poder
escapar de lo convencional.
La
Psicología le ha dado un nombre. Se trata del “Fenómeno Baader-Meinhof”,
también conocido como la “Frecuencia de la Ilusión”. El mismo debe
su nombre a la organización revolucionaria denominada: Banda Baader-Meinhof
o Fracción del Ejército Rojo, la cual surgió en Alemania después de la
Segunda Guerra Mundial. Por aquellos años existía un hombre llamado Terry
Mullen, quien curiosamente, después de haber sabido del nombre de la citada
organización, experimentó la sensación de que estaba por todas partes.
Una
explicación a este fenómeno es al hecho de que, durante el día, somos
bombardeados con una gran cantidad de información. Nuestro cerebro, a modo de seguridad,
únicamente canaliza una fracción mínima y elemental para no saturarse,
enfocándose en lo necesario para sobrevivir. No es hasta que, de manera
consciente, decidimos prestarle relevancia a un aspecto determinado, que
nuestro cerebro comenzará a procesarlo de una forma especial.
Lo
que se logra con ello es una selección de información. De modo que, en cuanto
ese algo nuevamente entre en nuestro entorno perceptivo, nos orientaremos de
lleno sobre él, creando así, la ilusión de omnipresencia. En palabras más
simples: algo que antes no nos importaba, ahora es prioridad.
Esto
funge como una preciada estrategia de mercadeo, cuya columna vertebral es la
propaganda. Y no sólo en esto: también resulta una herramienta interesante para
alcanzar el proselitismo político. Es sabido que los sentimientos juegan un
papel importante dentro del arte de la propaganda. Lograr el efecto buscado en
las masas dará como consecuencia los resultados esperados.
Es
posible que esto también tenga alguna relevancia, o explicación, cuando de
eventos paranormales se refiere. Es usual que, si somos afectos a este tipo de
temas, alguien nos haya dicho alguna vez que, por mucho leer o investigar al
respecto, comenzaremos a ser blancos de fenómenos extraños. Y casualmente,
cualquier ruido a partir de entonces, puede que nos provoque inquietud.
Algo
similar ocurre con las historias y películas de terror. Gracias a que decidimos
darles mucha importancia a estas narrativas, es probable que ahora sintamos
miedo por la noche. Todo gracias al impresionante poder de la mente.
“El
conocimiento habla
Y
la sabiduría escucha”
(Jimi
Hendrix, 1942-1970).