EL EFECTO REY MIDAS: SINÓNIMO DE ÉXITO
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n muchas ocasiones, dadas las
circunstancias de la vida, en donde la necesidad de obtener recursos económicos
es primordial; seguramente nos ha cruzado por la mente la idea de tener, tan
sólo un poco, el don del Rey Midas,
quien podía transformar en oro todo aquello que tocara con sus manos.
Considerando
como ejemplo la metáfora de convertir las cosas en oro, en la actualidad
existen personas que, al igual que el Rey Midas, tienen la gracia de convertir
ciertas situaciones complicadas en todo lo contrario, obteniendo resultados
casi inmediatos, por la preparación, conocimientos y audacia con las que pueden
contar.
Son
pocas las personas que tienen el talento de sacar el máximo provecho a las cosas,
tomando en cuenta los procesos por los que anteriormente, se hayan obtenido
resultados negativos. Para muchos, el factor “suerte” juega a favor del que arriesga para ganar.
Siendo
objetivos, no sólo arriesgarse nos lleva a lograr el éxito en lo que se quiera
emprender; todo va acompañado de una serie de factores que, a su vez, se
compaginan y entrelazan entre sí, para dar y lograr una solidez para hacer
frente a la problemática en cuestión; tal vez, con un poco de ayuda externa,
que sólo las buenas relaciones públicas pueden otorgar.
Muchas
veces quisiéramos vernos reflejados en los grandes empresarios, ya sean locales
o internacionales, tomando en cuenta la fama y el prestigio que han logrado con
el paso del tiempo. Sin duda, todo un sueño poder emularlos. Lo más lógico es
que no tengamos idea de cómo lograron escalar hasta la cima y posicionarse
dentro del grupo selecto en el que se encuentran.
Aquí,
es donde hay que analizar la situación. Posiblemente, en décadas pasadas era
más fácil tratar de posicionarse dentro de un buen campo en el cual nos
gustaría destacar, al haber menos competencia como la que hoy en día prevalece.
La realidad es que, en nuestro presente, una de las virtudes para ser como el “Rey Midas”, no es transformar las cosas
en oro, sino transformar las cosas en productividad y trabajo; lo que a futuro
llevará a obtener los resultados deseados.
Desde
luego, y es de todos sabido, que quisiéramos obtener las cosas de forma fácil,
rápida y sencilla; lo que sabemos que no sucederá. Posiblemente, alguien compre
un billete de la lotería y gane el “premio
gordo”, logrando resolver las necesidades económicas suyas y de su familia.
Pero también es de saber, que estos casos suelen ser muy aislados y muy poco
probable de ver.
A
diferencia de Midas —a quien le fuera otorgado el poder de convertir los
objetos en oro, por parte del dios griego Dionisio, en recompensa por brindar
hospitalidad a su padre adoptivo, el dios Sileno—; en nuestro caso, el único
poder que nos puede otorgar el éxito es el conocimiento.
Estar
bien preparados ayuda a conseguir las metas de forma más “rápida”, dependiendo de distintas circunstancias, pero que, con la
perseverancia y tenacidad se podrá lograr a su debido tiempo; lo cual es una
ventaja sobre otros competidores que buscan el mismo objetivo.
Pero
hay que tener en cuenta no caer en la avaricia, ya que ésta le jugó una mala
pasada a Midas. Debido a su codicia, le era imposible comer, puesto que, al
tomar los alimentos, estos se “convertían”
en oro al instante. La moraleja en este caso, es que de acuerdo a la actitud y
a la aptitud, los beneficios se darán, pero sin caer en la ambición.
“El
conocimiento habla
y la sabiduría
escucha”
(Jimi Hendrix, 1942-1970).