El dios Apolo plasmado como imagen principal |
H
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oy, cuando de dinero hablamos, siempre
que pretendemos cargar con nosotros cantidades significativas, preferimos que
sea lo más ‘simbólicamente’ posible. Por comodidad, seguridad y practicidad.
Esto es, sustituir el metal por el papel, o mejor aún, llevar a cabo nuestras
transacciones por medio de tarjetas y dinero electrónico.
Pero
no siempre fue así. El papel moneda —o billete—, fue una más de las tantas innovaciones
orientales que, al pasar de los años, terminaría convirtiéndose en una
auténtica revolución económica para el mundo. Debido a problemas estatales del
gobierno chino, de verse impedido de continuar emitiendo monedas de cobre,
surgió la idea del billete. No obstante, no sería hasta el siglo IX,
aproximadamente, que su empleo sería oficial en el Imperio.
La
idea fue buena, pues ahora era posible transportar grandes cantidades de dinero
con menor esfuerzo y peligro; reservando el metal valioso, a salvo, de posibles
asaltos y robos por parte de los bandidos. Sin embargo, esto pronto también acarrearía
desestabilización económica, pues el valor del papel moneda se vería afectado,
aproximadamente, cada 130 años.
Marco
Polo, al visitar China, quedó admirado de los beneficios que el uso del papel
podía conceder, pues veía la facilidad de adquisición de mercancías. No
obstante, lo que él desconocía, era lo referente a los episodios de inflación
que llegaban a generarse en el país, como lo menciona Hugo Salinas Price en el
libro “La plata: el camino para México”. La historia cuenta, que esto pudo
deberse a la lealtad de los ministros hacia la figura imperial.
Sería
años más tarde, con el establecimiento de la dinastía Ming, que el kuan
chino sería emitido con mayor impulso y difusión, que en épocas
anteriores. Kuan, es el nombre con el que se le conoce a los primeros
billetes fabricados en China.
Una
vez que en Europa fuera conocido el sistema oriental, existía recelo por
atreverse a adoptarlo. La idea de sustituir el metal por el papel no parecía
algo razonable. Ya desde la Antigua Grecia, había quedado consolidado el uso
del metal cuando Aristóteles manifestó: “la moneda se ha creado en virtud
de un acuerdo, como medio de cambio para adquirir lo que nos haga falta”.
A partir del siglo XVI, las guerras europeas, poco a poco —cuyas consecuencias
daban lugar al gasto excesivo y, por consiguiente, a la escasez de metales—, serían
las detonantes para que los Estados se vieran orillados a considerarlo y,
finalmente, a aceptar al papel como una alternativa.
Posiblemente,
el papel moneda más antiguo de Europa sea el que circuló, en Holanda, en las
ciudades de Leyden y Middelburg durante la Guerra de los Ochenta Años.
Se sabe que, en 1574, ante los estragos de la conflagración, hicieron circular
monedas de cartón.
La
Notafilia surgió como una rama de la Numismática; misma que —a
diferencia de ésta última que está enfocada a la moneda—, se dedica al estudio,
clasificación y colección de piezas históricas vinculadas al papel con valor
económico.
“El
conocimiento habla
Y
la sabiduría escucha”
(Jimi
Hendrix, 1942-1970).