sábado, 18 de julio de 2020

SOFÁ CHESTERFIELD: "A pesar de ser un sofá pensado para la élite, goza de la etiqueta de ser muy incómodo al permanecer en él por un período largo, llegando a ser tildado de anti ergonómico, además de ser estereotipado como mobiliario para hombres, por la fama ganada en los clubes privados de la época".


EL SOFÁ CHESTERFIELD: CLASE Y LUJO INGLÉS 

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os muebles de piel han significado, por mucho tiempo, un sinónimo de lujo y de buen gusto, a tal grado de llegar a ser codiciados por muchos, y valorados por los que ya cuentan con algún mobiliario de este tipo. Más allá de lucirlos, detrás de ellos existe una historia que se remonta a varios siglos, en especial del sofá Chesterfield. 

Este modelo de sofá goza de un reconocimiento a nivel mundial, por ser un símbolo característico del pueblo inglés. En el siglo XVIII, el término Chesterfield, o simplemente Chester, se popularizó y era dado a todo tipo de muebles tapizados en cuero. Se dice que, el auge del Chesterfield, se dio cuando los principales centros sociales de Londres empezaron a hacer uso de este mobiliario, que muy pronto fue catalogado para la élite y para los Gentlemens Clubs. Todo esto en el siglo XIX. 

Tal fue el impacto que, pasado el tiempo, logró hacerse de un espacio dentro de las salas de los hogares británicos, a tal grado de que al hablar de mobiliario clásico de estilo inglés, sin duda, éste es uno de los máximos referentes, por no decir que es el principal. Tan así que, se le puede encontrar en casi todas partes del mundo, en reproducciones muy similares a los originales. 

La historia dice que el Conde de Chesterfield, Lord Phillip Dormer Stanhope, tuvo la ingeniosa idea de pensar en un sofá tapizado en cuero, el cual brindara una postura vertical para el ocupante y que la ropa de éste se mantuviera siempre cuidada y sin arrugarse; el cual, le encargó a un artesano local su fabricación. 

A pesar de ser un sofá pensado para la élite, goza de la etiqueta de ser muy incómodo al permanecer en él por un período largo, llegando a ser tildado de anti ergonómico, además de ser estereotipado como mobiliario para hombres, por la fama ganada en los clubes privados de la época. A pesar de esto, la robustez, el tapizado de cuero y los botones, logran una combinación perfecta que lo hacen lucir y ser deseado, por demás, al ser considerado como un aporte clásico, sobrio y conservador de los ingleses para el resto del mundo. 

El principal factor para llamársele “incómodo”, es que tanto el respaldo como los reposabrazos están a la misma altura, cosa que permite una posición totalmente recta y elegante para sus ocupantes, algo que, para muchos, pasa de ser agradable a lo contrario, en poco tiempo. 

Algo a favor del Chesterfield, es que se adapta a cualquier estilo de decoración, lo que lo convierte en ideal para todos los gustos. Lo que antes fuera exclusivo para la aristocracia, pasó a ser una pieza importante en todas las casas británicas, hasta convertirse en un ícono por excelencia. 

Durante su larga existencia, los sofás Chesterfield han engalanado palacios, hoteles, centros de negocios, restaurantes y residencias, siendo un sinónimo de clase y estilo, representando comodidad y buen gusto; algo que un conocedor apreciará por mucho. 

 

“El conocimiento habla
y la sabiduría escucha”
(Jimi Hendrix, 1942-1970).