sábado, 21 de marzo de 2020

INMORTALIDAD: "Se coloca como una más de las aspiraciones del ser humano. La muerte es un destino inevitable y por nadie deseado; fue considerada un 'estado' incurable por los griegos. La búsqueda de la eternidad es un tema recurrente que ha inspirado a la literatura y a los estudiosos de todos los tiempos".



INMORTALIDAD: LA VICTORIA SOBRE LA MUERTE

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unto a la Felicidad, la inmortalidad se coloca como una más de las aspiraciones de los seres humanos. La muerte, claramente, es un destino inevitable y por nadie deseado. Los psicólogos afirman que, quienes han optado por el suicidio, no es que rechacen la vida en sí; lo que rechazan es la suya. En otras palabras: su historia, presente e incierto final.

Para aquellos que tienen puesta su confianza en un plano posterior a éste, y anhelan abandonar el cuerpo actual, de igual manera —en un sentido estricto—, añoran la inmortalidad para gozar en el más allá. La muerte —incapacidad biológica definitiva o extinción del individuo—, fue considerada un “estado” incurable por los griegos, tras el mito de Asclepio.

Asclepio, “el benévolo” fue hijo del dios Apolo y de la princesa Coronis, educado por el Centauro Quirón, personaje importante de quien recibiría sus profundos conocimientos de la Medicina. El mito varía, en cuanto a lo que sucedería después: la causa de que Asclepio desarrollara un extraordinario dominio sobre la resurrección de los muertos.

Una versión narra que la diosa Atenea le proporcionó, a Asclepio, la sangre de una Gorgona; la cual, era una criatura femenina monstruosa capaz de petrificar a todo aquel que le viera a los ojos, y cuya misión era el resguardo del conocimiento religioso. El motivo de que Atenea le concediera la sangre de este ser, era debido a que, la procedente de su lado izquierdo ocasionaba la muerte; mientras que la del lado derecho, en cambio, causaba la resurrección y la vida. Otra versión relata que la sustancia de la resurrección, la obtuvo de una serpiente que se le apareció y a la cual, también, conservó consigo durante sus viajes.

Se cuenta que Hades, dios del inframundo, se mostró inconforme con esta asombrosa habilidad, pues perdía almas que fuesen a morar a su recinto; quejándose con su hermano Zeus. Otra historia nos dice, cómo el propio Zeus, tras enterarse de lo que Asclepio hacía, vio peligrar las leyes del Universo y se mostró inconforme. En ambos casos, se le negó a Asclepio continuar con esta práctica, de allí que los médicos puedan sólo curar, pero nunca más resucitar. Hoy podemos recordar esta antigua anécdota en la constelación “Ofiuco”, que muestra la figura de un hombre y una serpiente que, se dice, es el mítico Asclepio que fue elevado al cielo.

En la mitología nórdica, las runas —cuyo significado es: “susurro” y que formaron parte del alfabeto antiguo de estos pueblos europeos—, son símbolos potentes asociados a la magia, cuyo manejo y conocimiento es concedido por el dios Odín a sus fieles. Se dice, que el primero en conocer sus secretos fue Odín, quien a cambio debió hacer autosacrificio, rasgándose el cuerpo y permanecer colgado durante nueve días en el fresno o árbol de la vida: “Yggdrasil”. Fue entonces como alcanzó la felicidad, el poder y la sabiduría. De acuerdo con el “Hávamál” o “Palabras del Altísimo”, Odín revela uno de los tantos alcances de las runas:

“Por el duodécimo encantamiento sé: si a la copa del árbol miro y un cuerpo balancearse veo, cómo pintar y marcar las runas, y así el hombre camine y conmigo empiece a hablar”.

Los sumerios, por su parte, no fueron ajenos a este sentir, cuando el anhelo por la vida eterna quedó plasmado en el famoso “Poema de Gilgamesh”. El rey y héroe Gilgamesh, desolado por la muerte de su amigo Enkidu, busca revertir las cosas, decidiendo ir en busca del elixir de la vida. Pronto, le será revelada la existencia de una planta peculiar: “En el fondo del agua existe una planta, semejante al licio espinoso, que pincha como el rosal y te lastima las manos. Si tus dedos la cogen, ¡poseerás la inmortalidad!”.

La búsqueda de la eternidad es un tema recurrente que ha inspirado a la literatura y a los estudiosos de todos los tiempos. Desde la Piedra Filosofal del alquimista Nicolas Flamel, hasta historias modernas como “Resident Evil”, en donde ésta última, nos revela la aspiración más grande de Ozwell Spencer, fundador de la famosa Corporación Umbrella, quien en una visión científica, ve en la muerte una burla e injusticia hacia la evolución:

“Pero no me convertí en un dios; no fui capaz de cortar los lazos que me ataban a mi condición humana. En lugar de eso, mi cuerpo está siendo consumido por esta maldita enfermedad llamada edad. (...) Desharé esta injusta metamorfosis que el tiempo ha ocasionado en mí, y me convertiré en el ser perfecto que gobernará toda la humanidad, dándole a las masas nuevos mandamientos con los qué regir sus vidas. El virus producido por Umbrella es esa llave”.

La Psicología designa como “Tanatofobia” al miedo que la muerte puede generar, cuando éste se convierte en una obsesión y ansiedad constantes, generando problemas en el desarrollo normal de una persona.

Lo importante al final, es conducir nuestra vida de la mejor manera posible, procurando ser siempre altruistas y benevolentes en todo momento, buscando ser mejores que lo que ayer éramos; convirtiéndonos en ejemplo para los demás y perdurando en la historia. Como expresa Rumi, el poeta persa:

“El día que muera, no digas: ‘se ha ido’. La muerte no tiene nada que ver con irse. El sol se pone y se pone la luna, pero no se han ido. La muerte es una reunión. La semilla humana se pone en el suelo como un jarro, y regresa con una enorme belleza inimaginable. Tu boca se cierra aquí, y se abre inmediatamente con un grito de alegría allá”.


“El conocimiento habla
Y la sabiduría escucha”
(Jimi Hendrix, 1942-1970).