LA ORCA: EL GRAN
DEPREDADOR DE LOS MARES
L
|
as orcas son seres sorprendentes con
una estrategia de caza muy interesante dentro del reino de animal. No sólo
impresiona su colosal tamaño, es de reconocer el trabajo en equipo que les
permite alcanzar sus objetivos. A diferencia del solitario tiburón blanco —otro
extraordinario depredador—, la orca es, por mucho, más efectiva en la cacería por
su sociabilidad distintiva.
De
los animales del océano, son considerados los depredadores más excelentes; esto,
debido a la fuerza que les caracteriza y al riesgo que muchas veces corren, al exponerse
a quedar atrapados y morir en la arena de las orillas, con tal de conseguir a
sus presas. Algunos ejemplos son las emboscadas a focas y leones marinos,
maniobra conocida como “varamiento intencionado”, que resulta fascinante
a la hora de estudiar su comportamiento, pero que no siempre es posible presenciarlo.
De
acuerdo con las investigaciones, todo parece indicar que las orcas, antes de
intentar este movimiento, deben primero recurrir a un minucioso estudio del
terreno que pretenden abarcar; analizando si las condiciones son propicias para
lanzarse a la orilla y no quedar atrapadas, muriendo en el intento. Ya que este
conocimiento, será transmitido a los demás miembros, procurando el menor
peligro posible para las crías. En caso de que algún miembro fallara, se ha visto
cómo el líder va en busca de la orca en problemas e intenta aconsejarle sobre
qué movimientos emplear para conseguir liberarse.
No
se trata de una decisión fácil, se necesita de entrenamiento y preparación. La
orca tomará impulso y distancia para desplazarse a una velocidad suficiente para
deslizarse y llegar al objetivo. Si tiene éxito al atrapar a la presa, no
bastará con el hecho de sostenerla con la boca, siempre será necesario moverla
bruscamente para evitar que ésta pudiera hacerle algún daño al intentar liberarse.
Lo impactante y admirable, es que en muchas ocasiones la víctima sólo recibe un
terrible susto, ya que la orca la deja vivir por tratarse solamente de una lección
para su cría.
Otra
de las actitudes sobresalientes, es el interés de todo el equipo por procurar
el bienestar de cada uno. En caso de que alguien se extraviara en el océano
(algo siempre latente en las crías, por jugar), acudirán incansablemente al llamado
de auxilio.
Se
les conoce como “ballenas asesinas”, por el miedo que pueden infundir a otras
especies, e incluso ballenas, al ser capaces de convertirlas en sus presas; sin
embargo, son de hecho, los delfines más grandes de la Tierra y con una
inteligencia que, por mucho, destaca y ha impresionado a los científicos. Estos
singulares animales requieren de un aproximado de 220 kilogramos diarios de
alimento, hablando de una orca adulta.
Suelen
permanecer en manadas, las cuales, son lideradas por los miembros de mayor edad
y que, como cabría esperarse, cuentan con mayor conocimiento del entorno. Son
ellos quienes enseñan a los miembros más jóvenes a cómo desenvolverse en el
medio, con el sentido de colaboración y unidad, desde que son crías que rondan
entre las siete y ocho semanas de vida.
Estos
fascinantes animales viven en zonas profundas, soportando también temperaturas muy
bajas, tales como las frías aguas de la Antártida. Sin embargo, esto no
significa que no puedan transitar en temperaturas más templadas. Su ubicación
depende, como lo haría cualquier ser vivo, de dónde pueda conseguir su alimento,
motivando esto su migración.
Algunos
pueblos nativos de Norteamérica, veían en las orcas a unos seres forjadores de
una admirable civilización de los mares, considerándolos criaturas benevolentes
y de mucho respeto.
“El
conocimiento habla
y
la sabiduría escucha”
(Jimi
Hendrix, 1942-1970).