QUERIDO AUGUSTIN:
OPTIMISMO ANTE LA ADVERSIDAD
E
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s casi probable que, pese a ser mundialmente famosa, por el hecho de leer el nombre, la mayoría de los lectores desconozca
a qué canción nos referimos. Se trata de una melodía muy difundida y utilizada en
diversas ocasiones y que, seguramente, si la reproducimos, le identificaríamos
inmediatamente. Incluso, ha sido adaptada como tema infantil, como suele pasar
con muchas obras.
“Oh
du lieber Augustin”, en español: “Oh, tú, querido Augustin”
es una famosa canción de origen vienés, escrita en alemán, con una simpática
leyenda tras de ella. Y aunque no se tiene certeza sobre su origen auténtico, se
le ha otorgado el crédito a Markus Augustin, mejor conocido actualmente en
su país como “el querido Augustin”. Lo que de él sabe, es que fue un
carismático y muy querido músico de la época, poeta y gaitero del siglo XVII.
Se
sabe que, por aquellos años, Europa estaba siendo azotada por la Peste Negra, llegando
la epidemia también a Viena en el año de 1679. La leyenda nos cuenta que, la
gente —como era costumbre—, solía ir a beber cerveza en las tabernas de la
ciudad, y en esos lugares, un alegre hombre llamado Augustin hacía acto de
presencia para alegrarlos con sus canciones y melodías.
Pero
entonces, uno de esos días sucedió que, Augustin, quien también gustaba de
beber cerveza, tendría una de las experiencias más desesperantes de su vida.
Encontrándose muy borracho terminó durmiéndose en la calle, pero a un grado tal,
que parecía que estuviera muerto.
Y
debido a que la Peste Negra era la causante de la muerte de miles de personas,
no era extraño que pudieran encontrarse víctimas en el lugar. Se cuenta, que,
cuando los enterradores recorrieron la zona en busca de cadáveres para limpiar
e impedir una mayor propagación, se toparon con un Augustin que yacía
profundamente dormido e inconsciente. De inmediato, lo dieron por muerto y se
lo llevaron junto con otros cuerpos para depositarlo en una de las fosas a las
afueras de la ciudad, destinada para las víctimas de esta enfermedad.
Más
tarde, Augustin se despertó y al percatarse de dónde se encontraba se asustó
mucho e intentó salir de la fosa sin éxito. Gritaba incansablemente y, como
nadie le escuchaba, se cuenta que decidió empezar a tocar su gaita como última
alternativa, hasta que finalmente alguien lo escuchó y le ayudó a salir del
lugar. Y sorprendentemente, Augustin salió milagrosamente sin infección.
La
canción —que lleva su nombre y en donde él es el protagonista de las
calamidades—, no deja de repetir: “todo se ha ido”, en referencia
a los bienes materiales. La obra es una enseñanza y un símbolo del optimismo
del pueblo austríaco, en la lucha por hacer frente a las grandes dificultades que
la vida nos pueda colocar en el camino; como en aquellos años lo fuera el
trágico escenario de la Peste Negra.
Aunque
se trate de algo casi imposible para la mayoría de nosotros, la melodía nos
enseña —a través de sus líneas que describen la pérdida progresiva de Augustin
(dinero, esposa, abrigo y más)— que, a la adversidad, aún por muy desoladora
que resulte, se le debe aprender a tomar con sabiduría, e incluso con humor; tal
cual lo hacía este personaje. Y un día, nos habremos percatado que la vida nos ha
fortalecido.
Actualmente,
en Viena, podemos encontrar una escultura erigida a su memoria, conocida como “Fuente
de Augustin”, dado que, al igual que sus pertenencias lo hicieron, un
día de 1685 él también “se fue”, y cuya inscripción reza así: “Me he
ido, ahora lo he recuperado de nuevo y escucho mis canciones”.
“El
conocimiento habla
Y
la sabiduría escucha”
(Jimi
Hendrix, 1942-1970).