ALERGIAS:
ENTRE IRRITACIÓN Y ESTORNUDOS
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n estos tiempos en donde la salud es
un tema de conversación recurrente y donde los cuidados se han intensificado,
al grado de cambiar ciertos hábitos y costumbres —que, hasta hace poco, se
consideraban normales y eficientes—, no está de más prestar atención a las
sugerencias de higiene para evitar contagios.
Pero
no todo tiene que ver con enfermedades de transmisión vírica, ya que existen otras
reacciones del sistema inmunológico bajo el nombre de alergias; que,
aunque sea un concepto por la mayoría de nosotros minimizado, no deja de ser
una advertencia para nuestra salud.
Una
palabra muy utilizada en nuestro vocabulario cotidiano, pero hasta cierto punto
con un significado desconocido. No está de más informarse al respecto, ya que
de esto depende no desencadenar problemas mucho más graves.
Llegamos
a cometer el error de suponer que, estando en nuestro hogar, nos encontramos en
un lugar seguro y libre de micropartículas; pudiendo ser todo lo contrario,
ocasionando la aparición de síntomas por alimentos, animales y otras cosas, que
desencadenan un panorama desagradable. A estos causantes de reacciones en el
organismo se les denomina “alérgenos”.
Los
alérgenos son casi siempre inofensivos. Sin embargo, ante la predisposición
genética, es posible que se produzca una hipersensibilidad al inhalarlas,
ingerirlas o tocarlas. Las estaciones del año marcadas para la aparición de
estos signos alérgicos son la primavera y el otoño,
siendo más propensos a padecerlo los jóvenes.
Todo
comienza a raíz de que el sistema inmunológico —de las personas con esta
predisposición a desarrollarlo—, intenta protegerlos ante la amenaza que los
alérgenos representan, produciendo y liberando sustancias químicas, causando
los ya conocidos síntomas: asma, rinitis, etcétera.
Ejemplos
de alergias son las causadas por picaduras de insectos, así como por el consumo
de determinados alimentos y medicamentos; llegando, incluso, a poner en riesgo
la vida de la persona. Otros alérgenos menos agresivos son los ácaros del
polvo, los hongos, el polen de las flores, la caspa de los animales, las
semillas secas, algunas frutas, la leche y el moho.
Las
vías de ingreso a nuestro organismo son por el aire, por ingesta
y por la vía cutánea. Una atención especial que hay que tomar en
cuenta, es saber diferenciar entre los síntomas de una alergia y los del
resfriado común, ya que ambos presentan congestión, secreción y comezón nasal;
así como irritación en ojos, garganta y paladar, sin olvidar los molestos
estornudos.
Cabe
resaltar que los alérgenos pueden ser un factor de riesgo para otras
enfermedades como la sinusitis, el asma, la poliposis nasal (pequeños tumores
benignos), infecciones respiratorias y la otitis (inflamación del oído). Es por
ello, por lo que las medidas de prevención en los lugares más importantes del hogar
deben tomar más relevancia, en cuanto a su higiene y cuidado. Lo anterior se
logra con medidas sencillas de precaución.
Puede
que sea necesario averiguar si los síntomas corresponden a una alergia o a otra
cosa. Lo más importante es aprender a identificar qué ocasiona las reacciones y
eliminarlos; o mantenerse alejados, ya sean alimentos, medicamentos o mascotas,
para de este modo, no empeorar las cosas.
“El
conocimiento habla
y la sabiduría
escucha”
(Jimi Hendrix,
1942-1970).