CAMBIO DE
NEUMÁTICO: UNA PEQUEÑA AYUDA
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iempre estaremos expuestos a
imprevistos durante nuestra vida diaria, desde levantarnos tarde al no escuchar
el despertador, hasta olvidar el encargo de pagar las cuentas. Pero, ¿qué
sucede cuándo se nos avería un neumático de nuestro auto? Está demostrado que
no todos los dueños de vehículos cuentan con la habilidad para cambiarlo.
Esperemos
que esto no nos suceda pronto, pero en caso de ser así, más vale estar
preparados, o al menos, tener nociones de lo que debemos de hacer para resolver
nuestro problema y no frustrarnos en el intento.
Primeramente,
debemos elegir un buen lugar para interferir lo menos posible a los demás,
colocando señalamientos luminosos que avisen de que existe un problema con un
vehículo más adelante, además de encender las luces intermitentes o de
emergencia.
A
menos que el vehículo cuente con neumáticos especiales de los llamados “run
flat”, no se necesitará uno de refacción. En caso contrario, siempre será
obligado contar con uno de auxilio, además de la herramienta necesaria para
realizar el cambio.
Ya
con una ubicación en un buen sitio, se procede a retirar los tapones o tapacubos
de la rueda, en caso de tenerlos. Se empleará la “llave de cruz” para aflojar
las tuercas de la rueda. No hay que olvidar que se recomienda aplicar el freno
de estacionamiento y colocar algún objeto en alguno de los otros neumáticos, a
manera de tope, para así evitar algún incidente por el movimiento al imprimir
la fuerza con la llave de cruz.
Una
vez retiradas las tuercas, es el turno del “gato” mecánico, el cual debe
colocarse en el sitio correcto (todos los vehículos tienen un sitio de anclaje,
por lo que habrá de localizarlo). Es cuando llega el momento de “levantar”
el auto, hasta la altura que permita maniobrar y retirar el neumático dañado.
Se
tiene que colocar el neumático de repuesto, haciendo coincidir los agujeros de
la rueda con los tornillos. Se recomienda colocar alternadamente (en forma de
estrella) para de esta forma ejercer una presión lo más uniforme posible sin
apretar al cien por ciento.
El
siguiente paso es bajar el auto lentamente. Ya en el suelo hay que asegurar que
todas las tuercas estén muy bien apretadas, ejerciendo un poco más de fuerza,
aprovechando la estabilidad que da el terreno, en comparación de cuando está levantado.
Con
estos sencillos pasos, en cuestión de minutos se resuelve un problema; con lo
que se puede ahorrar algo de dinero al llamar al servicio.
Como
recomendaciones adicionales, es bueno contar con equipo de balizaje y
señalamiento de precaución; tener en buenas condiciones el neumático adicional
con la presión de aire necesaria; tener la llave de tuercas adecuada para el
vehículo y, por último —y no menos importante—, es verificar que se cuenta con
todo lo anterior y revisar las condiciones de todos los neumáticos, para salir con
más confianza y seguridad, y así evitar algún tipo de accidente.
“El
conocimiento habla
y la sabiduría
escucha”
(Jimi Hendrix,
1942-1970).