ANTIOXIDANTES:
LOS SOCIOS DE NUESTRA SALUD
L
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as enfermedades crónico-degenerativas
se han incrementado dentro de la población, por lo que los antioxidantes
juegan un papel muy trascendental para la ayuda en la prevención de estos padecimientos.
Para comprender lo anterior y la importancia de los antioxidantes dentro de
nuestra vida, es necesario hablar de los radicales libres.
Los
radicales libres son moléculas, consecuencia de los diferentes procesos
biológicos —llevados a cabo en la maquinaria celular—, durante la respiración de
las células. Estos radicales, a pesar de tener una vida inferior a un segundo,
son extremadamente reactivos y capaces de provocar alteraciones, tanto en la
membrana como en el núcleo celular, incidiendo en el ADN y dañando al organismo.
Sin
embargo, esto pasó desapercibido por los investigadores durante un período
importante de tiempo, aun sabiendo de su existencia. No sería hasta la década
de los años 90’s, cuando se les asoció con enfermedades como el envejecimiento
celular y el cáncer, en múltiples facetas.
A
nivel atómico, los electrones se encuentran en pares, por lo que los
grupos de átomos con electrones desapareados (incompletos), buscan a toda costa
compensar y complementarse con los presentes en lípidos y ácidos nucleicos de
las células, ocasionando la oxidación y diversos cambios degenerativos (menoscabo
de la función inmunológica, envejecimiento de la piel, cambios en el
metabolismo y mutaciones en el ADN).
Las
formas más comunes para que se presenten los radicales libres, pueden ser por
procesos metabólicos y por factores externos, tales como: la contaminación
ambiental y sus sustancias nocivas; actividades como el tabaquismo,
el cual disminuye —de forma acelerada— la pérdida de Vitamina C; conservadores
en alimentos, muy vinculados con la aparición del cáncer; así como la comida
chatarra en grandes cantidades, con exceso de grasas y pobre en fibra y
nutrientes.
Para
ayudar a combatir lo anterior, los antioxidantes son moléculas encargadas de
evitar y/o retrasar la oxidación en los componentes celulares. Los
antioxidantes pueden formar parte de tres categorías: vitaminas, minerales
o enzimas. Cuatro son las enzimas con las que nuestro organismo le hace
frente a la oxidación: superóxido dismutasa, metionina reductasa,
catalasa y glutatión peroxidasa.
Lo
recomendable es ingerir raciones diarias de frutas y verduras crudas y con
cáscara, de preferencia. Ante la dificultad que esto conlleva, se sugiere el
consumo de suplementos alimenticios, los cuales suelen contener los nutrientes
necesarios y requeridos, que sustituyen a lo previamente mencionado.
Se
ha podido comprobar, con una gran dosis de certeza, que los antioxidantes
pueden ayudar a prevenir: ataques cardíacos, ya que la vitamina E
impide la oxidación del colesterol, evitando que éste se aloje en las arterias;
tipos de cáncer, puesto que la vitamina C y el betacaroteno
reducen anomalías cancerígenas, principalmente, en las vías respiratorias; alzheimer,
el cual se ve contrarrestado y retardado por el consumo de vitamina E.
En
resumen, todo se limita a una alimentación equilibrada y apoyada en algún
suplemento, el cual puede ayudar y contribuir a lograr la cantidad de
nutrientes necesarios para lograr la dosis requerida diariamente, conservando
y elevando la calidad de vida.
“El
conocimiento habla
y la sabiduría
escucha”
(Jimi Hendrix, 1942-1970).