LA COTORRA
SERRANA: EL AVE DE LOS PINOS
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os bosques de coníferas fueron
abundantes durante la última glaciación en la mayor parte del territorio
mexicano. Esto permitió que la cotorra serrana tuviera un amplio campo
para su desarrollo y evolución, a la vez que su hábitat se fue reduciendo
conforme los glaciares se dirigieron hacia los polos.
Estas
condiciones llevaron a los bosques de coníferas a lo que, hoy en día, sólo se
puede observar en las zonas altas de las montañas, limitando como consecuencia,
el hábitat de esta magnífica ave de la familia de los loros; dividiendo en dos
zonas su población: una en la Sierra Madre Oriental y la otra en la Sierra
Madre Occidental.
Esto
dio lugar a que, con el transcurso del tiempo, aparecieran dos especies de esta
ave: la cotorra serrana oriental de frente marrón (Rhynchopsitta
terrisi) y la cotorra serrana occidental de frente roja (Rhynchopsitta
pachyrhyncha). Utilizando los pinos para realizar sus nidos y conseguir su
alimento, estas aves establecieron su hábitat, encontrando abrigo y refugio.
Con
una alimentación basada en piñones y valiéndose de su poderoso pico, logran
abrir sin dificultad las piñas para extraer de ellas sus semillas, las cuales
contienen un alto valor nutrimental, convirtiéndolas en su alimento primordial.
Cabe mencionar que estas aves son muy sociables, que gustan de relacionarse con
el resto de su grupo, ya que acostumbran a vivir en parvada.
Debido
a que la producción de piñones no es uniforme año con año, ha representado un
serio problema para la supervivencia de la cotorra serrana; lo que apenas
satisface a las pequeñas comunidades existentes. Lo anterior, aunado a que la
maduración de las semillas tiene lugar a finales del verano y principios del
otoño, ha traído como consecuencia que la época de reproducción se ajuste al
período mencionado.
Lamentablemente,
el hábitat de estas especies se ha visto afectado por diversos factores,
principalmente por la mano del hombre, que al talar los bosques ha reducido
considerablemente la cantidad de estos, logrando un daño irreversible para la
preservación de las colonias de aves. Sumado a ello, hacemos mención de los
incendios forestales que se llegan a presentar y que mucho daño han acarreado a
su ecosistema. A su vez, la población se ha visto disminuida por la depredación
por parte de cacomixtles, mapaches y aves rapaces.
Una
cosa lleva a la otra. Tras la pérdida de la vegetación y de los bosques, se
ocasiona que los acuíferos y manantiales se sequen; lo que hace que la cotorra serrana
tenga que volar a otros territorios en busca de agua.
En
la actualidad, la cotorra serrana se encuentra en peligro de extinción, por lo
que se han llevado a cabo acciones —en años anteriores—, en pro de su
conservación, como lo es el Santuario El Taray, localizado en la
Sierra de Arteaga en el Estado mexicano de Coahuila, correspondiente a la
Sierra Madre Oriental. A su vez, en sitios serranos como Las Bufas
en Durango, así como en Bisaloachic y la Mesa de las
Guacamayas en el Estado de Chihuahua, se ha pretendido salvar a esta
importante especie de la extinción.
“El
conocimiento habla
y
la sabiduría escucha”
(Jimi
Hendrix, 1942-1970).