miércoles, 22 de abril de 2020

REGALOS: "Una de las escenas significativas en la historia son las ofrendas que le hicieron los ‘Reyes Magos’ al Niño Jesús: oro, incienso y mirra. Otro caso, es el mítico Caballo de Troya, que fue un regalo como muestra de rendición por parte de los griegos hacia los troyanos, pero que era una trampa para tomar la ciudad".



REGALOS: EL ARTE DE OBSEQUIAR

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entro de las costumbres y tradiciones humanas, se ha hecho el hábito de conmemorar fechas especiales y significativas para todos nosotros; ya sean los cumpleaños, día de la madre, día del padre, Navidad, etc. Estos días marcados en el calendario tienen algo en común: la entrega de obsequios al festejado.

Reza un dicho que “existe más placer en dar que en recibir”, lo que tiene mucho de cierto. Pero hay que reconocer que es muy placentero recibir regalos. Las ocasiones son un buen motivo para festejar y convivir, y qué mejor que dar o recibir algo que nos pueda marcar y hacer muy felices.

La tradición se remonta al siglo VIII a. C. en la Antigua Roma, cuando según la leyenda, la diosa Strenia —asociada al bienestar, la purificación y al año nuevo—, otorgó a Tatio, gobernador de Roma, unas ramas de laurel como muestra de buenos deseos para el incipiente año. Cabe destacar que, a partir de ese suceso, se instituyó regalar ramas de laurel en esa fecha, como signo para empezar un nuevo ciclo con un presagio prometedor y lleno de abundancia. Con el tiempo esto fue cambiando y las ramas fueron sustituidas por otros artículos.

De hecho, la palabra “estrenar” tiene su origen en la diosa Strenia, quien, a su memoria, los objetos recibidos eran conocidos como “strenae”; término que se adaptó al castellano con el paso del tiempo.

Dentro de la Cultura China, son cinco los dones para dar: suerte, prosperidad, longevidad, felicidad y salud. Esto se representa al obsequiar amuletos, a modo de invocar las bendiciones. Todo sea por el bienestar del semejante.

Por su parte, los japoneses aportaron algo que sería considerado —hasta nuestros días—, como algo imprescindible para los obsequios: el papel decorado para su envoltura; cuyo objetivo es acrecentar la incertidumbre, emoción y expectativa para la persona que recibirá el presente, lo cual se ve reflejado al momento de abrirlo.

No todo tiene que ver con objetos personales y artículos para el uso cotidiano o doméstico. Las supersticiones y creencias han formado parte de los regalos para dar suerte. En la Antigua Grecia, por ejemplo, se creía que la herradura, fabricada en hierro, alejaba a los malos espíritus y se le colocaba en las puertas.

Una de las escenas significativas en la historia son las ofrendas que le hicieron los ‘Reyes Magos’ al Niño Jesús: oro, incienso y mirra. Otro caso, es el mítico Caballo de Troya, que según el poeta Homero, fue un regalo como muestra de rendición por parte de los griegos hacia los troyanos, pero que, como es sabido, era una trampa para tomar la ciudad.

Sin embargo, los regalos no siempre han sido con buena intención, ya que, en Siam (hoy Tailandia), los gobernantes solían obsequiar elefantes blancos a aquellos súbditos que consideraban incompetentes. El motivo de esto era condenar a la bancarrota al desdichado, por la costosa manutención que esto conllevaba. Era imposible rechazar al animal por ser un regalo del rey y, a su vez, no podían conferirlo a alguien más. De allí el término que, en la actualidad, se le denomine como “elefante blanco” a un proyecto costoso y nada funcional.

Ahora bien, para dar un buen obsequio hay que contemplar algunos puntos importantes: conocer los gustos de la persona, el grado de utilidad del objeto, la envoltura, el lugar de entrega, la sorpresa y la recepción.


“El conocimiento habla
y la sabiduría escucha”
(Jimi Hendrix, 1942-1970).