martes, 28 de abril de 2020

EL CACAO: "La Serpiente Emplumada les dio este fruto. Los dioses se encolerizaron con Quetzalcóatl por haber entregado una sustancia sagrada a los hombres. La nobleza indígena sentía un gran deleite hacia el chocolate. Durante su estadía en Tabasco, Hernán Cortés tuvo la oportunidad de probar tan interesante bebida".


EL CACAO: EL ALIMENTO DE LOS DIOSES

C
uando los conquistadores españoles arribaron a tierras mexicanas, quedaron ampliamente sorprendidos por el sistema monetario que, los originarios mayas y aztecas, poseían. Se trataba del uso de un grano procedente de un árbol domesticado y cultivado: el cacao, o como era conocido “cacau” y “cacahuatl”.

Para obtener los granos, había que extraerlos del fruto en forma de mazorca, los cuales eran lavados y depositados en una superficie arcillosa, mismos que serían secados al sol para lograr su endurecimiento. Una vez conseguido lo anterior, los granos de cacao alcanzaban un gran valor comercial durante tres años, que era el tiempo en el que estos se mantendrían en buenas condiciones para su uso comestible.

El conquistador Bernal Díaz del Castillo nos deja registro, en su célebre obra “Historia verdadera de la conquista de la Nueva España”, las siguientes palabras, refiriéndose al trato que los comerciantes indígenas les daban a los esclavos, a quienes veían como un objeto de trueque: “andaban indios mercaderes de plaza en plaza, y de mercado en mercado, vendiéndolos e intercambiándolos a oro, mantas y cacao”.

Cuenta la historia que, la nobleza indígena —contando, desde luego, al Emperador Moctezuma—, sentía un gran deleite hacia el xocolatl, deliciosa mezcla hecha a partir de los granos de cacao, a la cual se le añadía, entre sus ingredientes, chile y especias. Es de resaltar que, durante su estadía en lo que hoy es el Estado mexicano de Tabasco, Hernán Cortés tuvo la oportunidad de probar tan interesante bebida.

Ya en los primeros monasterios que fueron edificados en tierras del Nuevo Mundo, los frailes adaptaron la receta original del xocolatl, transformándolo y dándole un sabor dulce y aromático, añadiéndole canela y vainilla y bebiéndolo caliente; el cual fue introducido en las cortes españolas, donde posteriormente sería mezclado con leche. Así, nacería el chocolate.

Hablando un poco sobre el árbol exótico que produce tan excelso fruto —del cual se obtiene esta maravilla gastronómica—, cabe decir que su tamaño ronda entre los cinco a diez metros de altura, siendo de hoja perenne y con una floración constante. Si se encuentra en estado silvestre puede alcanzar una altura cercana a los veinte metros. Para su desarrollo necesita la sombra protectora de otros tipos de árboles, lo que le asegurará buena humedad y temperatura.

Tanto mayas como aztecas lo consideraban un árbol divino, y concordaban en un relato que explicaba su origen y de cómo les fue dado. El dios Kukulkan o Quetzalcóatl (la Serpiente Emplumada), como era conocido por ellos, les había hecho la entrega de este singular fruto. De acuerdo con la versión azteca, los dioses se encolerizaron con Quetzalcóatl por haber entregado esta sustancia sagrada a los hombres, y lo expulsaron de sus dominios. Su nombre científico es Theobroma cacao, el cual significa —al igual que para los antiguos mexicanos—, alimento de los dioses.

Para darnos una idea del valor del cacao, se dice que mil seiscientos granos equivalían a un “peso oro”. México y la cuenca del río Amazonas son considerados como los lugares de origen del cacao.


“El conocimiento habla
y la sabiduría escucha”
(Jimi Hendrix, 1942-1970).