miércoles, 29 de abril de 2020

LA MONEDA: "Una de las mayores incertidumbres para los investigadores, es el origen de la primera moneda en la historia de la humanidad, como tal, ya que se desconoce la identidad de su creador; además de existir diferentes teorías que adjudican a una, u otra civilización, como las autoras del sistema monetario".


LA MONEDA: UN METAL CON HISTORIA

L
os metales, tratándose de objetos o lingotes, fueron la forma de símbolo de valor económico primitivo; la cual, se llevó como práctica dentro de muchas civilizaciones del mundo antiguo. Este sistema vino a revolucionar los ya existentes, tales como el trueque y otros tipos de intercambio de mercancías y actividades.

Metales como el oro y la plata, así como la combinación de ambos, denominado: electrón, lograron conseguir un valor significativo a pesar de tener un reducido tamaño. Esto sería el antecedente de la fabricación de monedas, las cuales surgirían posteriormente con distintas denominaciones y estilos, de acuerdo con la idiosincrasia de cada pueblo.

Una de las mayores incertidumbres para los investigadores, es el origen de la primera moneda en la historia de la humanidad, como tal, ya que se desconoce la identidad de su creador; además de existir diferentes teorías que adjudican a una, u otra civilización, como las autoras del sistema monetario.

Entre los que se adjudican la invención de las monedas se encuentran los romanos. Ellos decían que fueron los reyes, a través de los dioses, quienes hicieron posible su circulación dentro de la economía. Esto les llenaba de orgullo y satisfacción, como una civilización modelo a seguir.

Para los antiguos historiadores griegos, como Éforo de Cime y Estrabón, las primeras monedas fueron las denominadas “tortugas” de Egina, las cuales llevaban una tortuga marina en el anverso, mismas que fueron mandadas a acuñar por Fidón, rey de Argos, a finales del siglo VII a. C. El motivo, según se cree, es debido a la diosa Afrodita, quien, tras la fecundación de la espuma de las olas del mar con la sangre de Urano, naciera, y la cual se valió de una tortuga que la condujo a tierra firme.

Por su parte, Heródoto llegó a afirmar que los primeros que acuñaron monedas de oro y plata fueron los lidios, lo cual concuerda con la opinión de Jenófanes de Colofón. Esto dio lugar a nuevas hipótesis sobre el origen verdadero, al considerarse piezas más arcaicas que las de Egina, como las existentes en tiempos del rey de Lidia, Creso.

Ernest Babelon, numismático francés y padre del también numismático Jean Babelon, atribuía a banqueros y comerciantes jonios la acuñación de monedas más antiguas, que las puestas en circulación por el Estado, de forma oficial; por lo que éstas tenían carácter personal como garantía de su valor, que les facilitaba sus transacciones comerciales.

Es por ello, por lo que tiene explicación el hecho de que muchas piezas encontradas no correspondan, como tal, a alguna civilización en especial y que, a su vez, los grabados impresos en ellas varíen, de acuerdo con su emisor —que no siempre era el mismo—, al igual que la denominación y el peso de éstas.

Podemos dar como válido el argumento de una conjugación de las teorías propuestas, iniciando con los banqueros y comerciantes con su fabricación de monedas personales, acuñadas en electrón (primer tercio del siglo VII a. C.). Posteriormente, los lidios instituyen su moneda, acuñándolas en oro (mediados del siglo VII a. C.). Y finalmente, el rey Fidón, desde Egina, la introduce a la Grecia Antigua, quien le añadió un carácter sagrado.

Fue así como la diosa Hera (para los griegos) o Juno (para los romanos) —esposa de Zeus o Júpiter, respectivamente—, se convirtió en la divinidad guardiana de la moneda.


“El conocimiento habla
y la sabiduría escucha”
(Jimi Hendrix, 1942-1970).