LA INDIA: MERCADERES
DE ASIA Y EUROPA
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ontinuando con el tema: “La India:
las rutas comerciales de Asia”, presentamos el complemento, en donde se
narra una de las grandes habilidades mercantiles del pueblo de la India,
llegando a ser pieza importante en la unión y florecimiento de dos continentes.
Además
de vender, India también adquiría diversas mercancías del extranjero. Tal era
su riqueza, que era capaz de importar significativas cantidades de oro. Por su
parte, el vidrio romano era muy apreciado en Asia, siendo los abalorios los más
demandados; no menos importante los fueron la cerámica, el estaño y el coral. Y
no sólo eso, la trata de esclavos era un rubro importante de la época, dominada
por los árabes y judíos.
Los
precios de la seda llegaron a ser estrepitosamente altos, debido a que los
comerciantes persas acaparaban el mercado, monopolizándolo y estableciendo sus
reglas de oferta y demanda. Gracias a la ruta de la seda, los grandes
cargamentos llegaban a los puertos indios. China no era conocida en Europa,
solamente sabían de la existencia de un país que abastecía el mercado indio y
al que llamaron “Serinda”.
Los
navíos persas transportaban la seda y comerciaban en los puertos del Golfo
Pérsico, de donde partía rumbo a Europa para ser revendida. Para tratar de
mantener un precio dentro de lo considerable, era trasladada vía Egipto y de
ahí a Grecia, siendo los persas los que establecían los costos del mercado.
Se
dice que tanta era la importancia y necesidad de contar con la seda que, en el
año 550, el Emperador Justiniano de Bizancio, tuvo bien a recibir a dos monjes
chinos que se ofrecieron a colaborar con el monarca, ante la necesidad del
suministro de la seda. Por lo que, al paso de dos años, regresaron con huevos
de los gusanos productores de la seda, a modo de obtener por ellos mismos, los
hilos de tan preciado producto.
Las
relaciones comerciales de India con el resto del mundo se intensificaban cada
vez más, visitando países en donde establecían la forma de comerciar y propagar
su cultura; entre ellas, la religión, como lo eran el Hinduismo y el Budismo.
Tanto así, que en regiones de Indonesia, a fecha de hoy el Budismo continúa prevaleciendo
en la zona.
India
se caracterizaba por ser también exportadora de lo espiritual, a tal
grado que lo intentó establecer en Roma, haciendo “popular” al Hinduismo,
donde los sabios de la región lo pusieron a consideración; no llegando a tener
éxito por el desarrollo del Cristianismo que, cada vez, tomaba fuerza y se
intensificaba gradualmente. Todo esto durante el gobierno del Emperador Marco
Aurelio. En el caso del Budismo, la suerte no fue diferente, puesto que Buda se
presentaba como la figura central, lo cual no fue aceptado por el mundo
occidental.
Otra
característica importante de la India de la época, era que ya dominaba los
sistemas métrico y decimal, el cual —éste último—, era de más fácil comprensión
que los números romanos. Sistema que fue aceptado y adoptado por Europa cuando,
en su momento, fue introducido por los árabes.
A
pesar de que diferentes pueblos europeos intentaron descubrir por sus propios
medios —enviando sus embarcaciones—, para tratar de inmiscuirse en el negocio
de las especias, incluida la pimienta (por su alto valor comercial); el
acaparamiento estaba en manos de los árabes, quienes, a su vez, lograron
imponerse. Al igual que los persas, cada uno movía las mercancías que les
convenía.
y la sabiduría escucha”
(Jimi Hendrix, 1942-1970).