miércoles, 13 de mayo de 2020

EL RATÓN CAMBIADO EN NIÑA: "El brahmán comprendió que su búsqueda sería en vano, al tratarse de un ciclo en donde todo se relaciona mutuamente. Esta fábula nos enseña que todo lo creado tiene una debilidad, a la vez de una fuerza superior. Todo recae en valorar la virtud de cada ser en la Naturaleza".


EL RATÓN CAMBIADO EN NIÑA: LA VIRTUD DE LA FUERZA 

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ierto día soleado y lleno de luz, un brahmán caminaba por un hermoso jardín acercándose a una fuente, cuando de pronto vio caer a sus pies a un pequeño ratón asustado y desorientado, el cual había logrado escapar del pico de un cuervo. El hombre lo tomó entre sus manos y, acariciándolo, lo tranquilizó.

Tomándole cariño decidió llevarlo a su casa, donde lo alimentó y cuidó. Preocupado por el destino del minúsculo ser y percatándose que se trataba de una ratoncita, imploró a los dioses para que la transformaran en una niña, plegaria que fue escuchada y aceptada por las divinidades, concediéndole su deseo. 

El tiempo transcurrió y la niña fue creciendo hasta convertirse en una bella jovencita, a tal grado que el brahmán comprendió que ya era tiempo de que conociera a alguien para unirse en matrimonio. Ante tal situación, al considerarla como su propia hija, le dijo: “De toda la creación, te doy la oportunidad de que elijas con quién deseas casarte. Prometo que respetaré la decisión por más compleja que ésta sea”. 

Ella le respondió a su padre: “Deseo que mi futuro esposo sea fuerte y que nadie pueda vencerlo”. A lo que el brahmán exclamó: “Siendo así, el único que puede cumplir tu petición es el sol. Y si eso es lo que quieres, lo cumpliré tal como lo he prometido”. 

A la mañana siguiente, el buen hombre se dirigió a hablar con el sol y le dijo: “Señor, mi hija desea casarse con alguien como usted. Alguien que sea fuerte e invencible”. A lo que el astro rey repuso: “Lamento no poder cumplir con lo que tu hija desea, pues no soy tan fuerte ni soy invencible. Basta con que la nube me opaque, quitándome mi fuerza. Por lo que te ruego te dirijas a ella”. 

El brahmán, desconcertado, se alejó pensando en las palabras escuchadas, hallándole sentido a cada una de ellas. Por lo que decidió visitar a la nube para hablarle: “Sé que usted tiene la fuerza para opacar al sol, por lo que la considero alguien invencible. Mi hija desea casarse con alguien como usted. ¿Aceptaría tomarla por esposa?”. 

La nube, entonces le dijo al hombre: “Sería un gran honor poder casarme con tu hija. Pero siento decepcionarte, no soy tan fuerte como piensas. Pues el viento, con su poder, me hace ir a donde lo decida. Creo que con quien debes hablar es con él”. 

Confundido todavía más, el brahmán fue en busca del viento, y al poco tiempo lo encontró, planteándole la misma pregunta que al sol y a la nube. El resultado fue el mismo, al obtener una respuesta semejante: “La magnitud de mi fuerza se ve limitada por la presencia del cerro. Por lo que él es el indicado para casarse con tu hija”. 

El anciano, decepcionado, fue a ver al cerro, quien le respondió: “Un ratón es más fuerte que yo. Tiene la capacidad de excavar sobre mí por todas partes y dominarme. Te recomiendo que lo visites”. 

Por último, fue en busca del ratón y éste aceptó de inmediato casarse con la muchacha. El brahmán le preguntó a su hija si aceptaba tomar por esposo al ratón, ya que éste vencía al cerro que detenía al viento, que a su vez dominaba a la nube que ocultaba al sol. La doncella aceptó de buen gusto, por lo que el hombre recurrió a los dioses, nuevamente, para pedirles la devolvieran a su estado original de ratón. Cosa, que le fue concedida. El brahmán comprendió, entonces, que su búsqueda sería en vano, al tratarse de un ciclo en donde todo se relaciona mutuamente. 

Esta fábula hindú nos enseña que todo lo creado tiene una debilidad, a la vez de una fuerza que puede considerarse, al mismo tiempo, superior. Todo recae en valorar la virtud de cada ser en la Naturaleza.

 

“El conocimiento habla
y la sabiduría escucha”
(Jimi Hendrix, 1942-1970).