viernes, 8 de mayo de 2020

ESTEPA AFRICANA: "Plantas y animales han evolucionado a la par; convirtiéndola en una zona armoniosa, donde las lluvias escasas cambian el paisaje árido por uno lleno de vida. Por estos períodos cortos, todo cambia en el inhóspito reino de los espinos".


LA ESTEPA AFRICANA: UN REINO HOSTIL 

L

as partes oriental y sur del Continente Africano son, por mucho, de las más secas y con una vegetación ampliamente cubierta de espinas, lo que representa una gran extensión territorial llena de hostilidad, falta de agua y un intenso calor agobiante en la denominada Estepa arbustiva. 

Siendo un monte abierto y bajo, da la impresión de no tener fin, en donde se pueden divisar distintas especies de acacias, de entre las cuales, se encuentran las enanas y las gigantes. Las primeras tipo arbusto y, las segundas, llegando a alcanzar los veinte metros de alto con copas planas de hasta treinta metros de diámetro, consolidando un auténtico reino inhóspito africano. 

Recorriendo esta zona, es muy difícil andar sin espinarse con las púas de las acacias enanas, las cuales pueden presumir de ser punzantes y de una gran dureza. El calor de la región propicia la sequía que, a su vez, se representa en las cortezas de los arbustos, las que se muestran ásperas y con un color gris, que, con el sol quemante, simulan destellar; lo que llega a cansar la vista y a causar una desorientación en medio de un paisaje muy castigado. 

Terreno árido y con pocas lluvias, hace que la vegetación existente sea exigida al máximo para sobrevivir, razón por la cual, las raíces de las acacias se ven obligadas a penetrar más hondo y a extenderse para tratar de obtener agua y retenerla lo más que se pueda, ayudándose de su corteza gruesa e impermeable, que evita el proceso de evaporación. 

Otro árbol característico de esta zona es el impresionante Baobab, un gigante que alcanza dimensiones sorprendentes. Con una altura de hasta treinta metros, diámetro de diez y una copa que ronda los veinticinco; los cuales suelen hallarse solos o en diminutos grupos. Con la apariencia de un “manojo de raíces” o de estar al revés, son considerados los árboles más corpulentos y de los más viejos del mundo, al grado de ser milenarios. 

Al igual que el matorral y la acacia, el baobab no sólo ahorra agua, sino que la almacena en su gigantesco tronco como recipiente, lo que le ayuda durante los prolongados tiempos de sequía. La hierba no se escapa a la lucha por la supervivencia. Con duros tallos, las gramíneas son resistentes a las condiciones adversas; por lo que producen semillas que esperarán en el suelo durante los meses de calor, aguardando por la lluvia para germinar. 

Hasta aquí, todo parecería que las características de la estepa arbustiva se deben sólo a las condiciones climáticas y geológicas. Hay que considerar a los animales filófagos o ramoneadores, los cuales habitan estas regiones y se alimentan de estas plantas, las cuales han desarrollado mecanismos de defensa para tratar de mantener el mayor número de hojas a base de espinas y de cambios en su altura. Todo por haber pocas oportunidades para reponerlas, y manteniendo un equilibrio. 

La evolución ha jugado un papel muy importante tanto en plantas como en animales, pero quizá más en estos últimos, debido a los cambios que se presentaron en las primeras. Ejemplos de lo mencionado sería el cuello de la jirafa, el cual tuvo que alargarse para alcanzar las copas de las acacias, sin competencia alguna en un rango superior a los tres metros. Caso similar es el del gerenuk, una gacela de cuello largo que logra alimentarse a una altura próxima a los tres metros; contrastando con el dik-dik, un antílope de pequeño tamaño, quien tiene la facilidad de comer ramas a una altura no mayor a los cincuenta centímetros, lo que coincide con su altura máxima, beneficiándolo para escabullirse en lo más espeso de los espinos. 

Así como estos animales, hay otros como el rinoceronte negro, quien ha batallado por su supervivencia debido a la cacería furtiva, mismo que ha desarrollado la habilidad para comer hojas, gracias a su lengua protráctil y así evadir a las puntiagudas y duras espinas de las acacias. 

En conclusión, plantas y animales han evolucionado a la par; han convertido la estepa en una zona armoniosa, donde las lluvias escasas se presentan en dos temporadas (abril y noviembre), cambiando el paisaje árido y seco por uno lleno de vida. Por estos períodos cortos, todo cambia, aunque posteriormente todo volverá a la normalidad en el inhóspito reino de los espinos. 

 

"El conocimiento habla
y la sabiduría escucha"
(Jimi Hendrix, 1942-1970).