LA FOSA DE LAS MARIANAS: EL HADES OCEÁNICO
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no de los grandes enigmas de la historia, es sin duda lo profundo de los océanos. La intención de llegar a lo más recóndito de las inmensas masas de agua salada, en busca de vida que pudiese allí proliferar, ha sido considerado un reto y, con ello, una hazaña por conquistar. Un sitio al que pocos han llegado.
Algunos pensando en los colosales seres del pasado —que todavía viven en la imaginación, y que han sido objeto de leyendas—, que pudiesen encontrarse allí, esperando a ser descubiertos. Han tenido el deseo de explorar el ecosistema reinante de las profundidades. Es natural pensar que estar en la zona hadal sea sinónimo de inquietud, no sólo por el nombre que referencia al inframundo griego del Hades, sino por las condiciones extremas imperantes de presión, profundidad, bajas temperaturas y ausencia total de luz.
Un ejemplo de esta zona es la conocida Fosa de las Marianas, ubicada a 200 kilómetros de la Islas Marianas en el Océano Pacífico —cuyo nombre hace honor a Mariana de Austria—, con una extensión de 2 mil 500 kilómetros y un ancho de 70. Se ha convertido en un sitio fascinante, en donde sólo unos privilegiados han podido llegar.
Aunque parezca increíble, a pesar de las condiciones adversas, se ha logrado conformar un ecosistema carente de iluminación solar, a diferencia de los ya conocidos. La Fosa está dividida en tres partes. En la primera, que abarca hasta los 180 metros de profundidad, proliferan los arrecifes de coral. La segunda, que tiene una profundidad máxima que ronda los mil 600 metros, cuenta con respiraderos hidrotermales y volcanes de lodo submarino. Finalmente, superando los 10 mil 800 metros, se localiza la tercera zona conocida como el Abismo de Challenger, en donde habitan holoturias, anfípodos y organismos unicelulares.
Ahora bien, se ha hecho mención de avistamientos de calamares gigantes en el sitio, a la vez de la imposibilidad de extraer algunas de las especies de microorganismos para su investigación, por encontrarse adaptados a las condiciones de su hábitat, no favoreciéndoles el traslado a la superficie.
La Fosa de las Marianas no está exenta de la contaminación por parte del ser humano, al encontrarse cantidades considerables de plástico que, a la larga, terminan dañando a varios de sus residentes naturales.
Tanto ha sido el interés por el descubrimiento del fondo del mar, que se ha planeado en comercializar paseos a través del lecho marino, por parte de empresas estadounidenses ligadas al turismo. Desde luego, el costo del viaje sería elevado y muy exclusivo, destinado a gente con un respetable poderío económico.
Como comparativa de la magnitud abismal de la Fosa de las Marianas, se dice que el Monte Everest, cuya altitud es de 8850 metros, —posicionado como la montaña más alta del mundo—, requeriría aproximadamente de 2 mil metros más para intentar igualarla.
Cabe recordar que la presencia humana, lamentablemente, será siempre un riesgo para el medio ambiente, incluida las profundidades oceánicas. Aunque un punto a favor sería el alto costo para descender hacia el fondo de la Fosa, limitando el flujo de personas.