Gengis Kan, estatua ecuestre en Tsonjin Boldog, Mongolia. |
GENGIS KAN: EL
GRAN CONQUISTADOR
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sia se nos suele presentar como un
Continente sereno, cuya única función en la historia ha sido la de dar
surgimiento a diversas corrientes filosóficas y espirituales; forzada a la
siempre vigilancia de su vecina, Europa. Sin embargo, esto no es del todo
exacto. Ejemplo de ello ha sido la invasión de los hunos, turcos, finlandeses y
magiares.
Yesugei-Baghatur
era jefe de una coalición de tribus mongolas, familias que se dedicaban al
pastoreo y a la caza para sobrevivir. Inesperadamente, Yesugei falleció por
envenenamiento, dejando desamparados a su esposa e hijos, entre los cuales se
encontraba Temüdyin, quien más tarde pasaría a la historia como Gengis
Kan, el gran conquistador.
Al
morir su padre, el apenas adolescente Temüdyin debió luchar contra los
seguidores del usurpador, quien tomara por la fuerza el lugar que por derecho
le correspondía. Enfrentamiento que le llevó más de veinte años para lograr el
reconocimiento de su autoridad.
Gengis
Kan es recordado como un recio político, cuya idea se centró en que sólo un
hombre debía de gobernar al pueblo, y todo aquel que aspirara a derrocar al
líder, debía sufrir la pena máxima. Ahora bien, el nuevo soberano debía ser
elegido por los jefes de los distintos grupos, quienes se reunían en consejo o Kuraltai.
Con
un sistema político basado en la igualdad de derechos, los mongoles prohibían los
enfrentamientos entre sí, al igual que las ofensas. La esclavitud estaba
prohibida entre ellos y cualquier delito era severamente castigado —dependiendo
la gravedad—; lo que llevaría a una pena, desde los azotes o incluso, la muerte.
El pago de tributos no existía, todo se recaudaba de los pueblos conquistados y
sometidos, lo que servía para dar lugar a nuevas campañas.
Las
tropas mongolas se destacaron por una disciplina y una organización que muy
pocas veces la historia ha registrado. Todo el ejército debía ir a caballo —llevando
dos o tres equinos de repuesto—, en grupos de diez, debiendo atacar al mismo
tiempo, muy sincronizados. A su vez, cada diez decenas estaban comandadas por
un jefe, y por cada diez centenas había un “kan” al mando. Por
último, las hordas —grupos de diez mil hombres—, eran dirigidas por los “orkones”.
La
primera conquista de Gengis Kan fue China, en donde no permaneció,
delegando el poder a un orkón. Esta campaña fue de gran beneficio
militar, pues lograron hacerse con inteligencia china para la guerra, al
unírseles personal capacitado en la construcción de maquinaria bélica, teniendo
como base la pólvora y el “fuego griego”.
Con
China bajo su dominio, Gengis Kan emprendió la conquista de los pueblos
mahometanos del oeste. Bujará fue la primera de estas ciudades en ser
tomada por el ejército mongol, la cual era un centro de importantes riquezas. Posteriormente,
cayeron Samarcanda, Taskent y Balj, continuando su marcha
por tierras persas hasta llegar a Rusia.
Gengis
Kan regresó a China después de los acontecimientos en el oeste, donde encontró
la muerte en 1227, a causa de una enfermedad, complicada por una caída de
caballo. Su cadáver fue trasladado, según se cree, a su tierra natal, donde fue
sepultado en el desierto, desconociéndose hasta el día de hoy el paradero de su
tumba.
“El
conocimiento habla
y la sabiduría
escucha”
(Jimi Hendrix, 1942-1970).