Sitio: "La Cascada", en Ereván, Armenia.
LA OBESIDAD: UN PROBLEMA DE GRAN TALLA
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iariamente, cada vez más personas son víctimas de la obesidad en muchas partes del mundo. Definida como el incremento en el peso corporal por el almacenamiento del tejido adiposo, este padecimiento va en aumento a causa de muchos factores, principalmente por el consumo de comida inadecuada, aunada a la predisposición genética y falta de ejercicio, dependiendo el caso.
De acuerdo con el género y, en base a la talla, es posible determinar si una persona ha excedido los límites máximos correspondientes a sus características físicas. Hoy en día, podemos situar como base al índice de masa corporal (IMC), según el cual, es proporcional a los riesgos de salud que se puedan presentar. Es decir, conforme el IMC aumenta, mayores son los peligros.
La obesidad no sólo se limita a un aumento de talla, sino que es capaz de acarrear enfermedades cardiovasculares, gástricas, intestinales, endocrinas, cáncer, así como alteraciones sociales y emocionales. El impacto que esto conlleva en la vida del paciente puede repercutir en su vida social, familiar y laboral y, de igual forma, en su autoestima.
Existen varios factores que conducen a la obesidad. En primer lugar, se encuentra el tipo de alimentación, en donde productos con alto contenido energético han sustituido a los constituidos a base de granos, proteínas, frutas y verduras.
En segundo lugar, se encuentran los hábitos de alimentación. Anteriormente, una comida con alto valor calórico podía tener una duración entre 20 y 30 minutos, comparado con los 5 ó 10 minutos de hoy en día.
En tercer lugar, la diferencia entre los alimentos refinados y los naturales es otro más de los factores. Cuanto más refinado un alimento sea, mayor será la modificación en la materia prima que lo forma. Estos alimentos tienen un mayor consumo, ricos en azúcares y grasas, por lo que es muy fácil rebasar las cantidades requeridas.
En cuarto lugar, se encuentran los procesos de preparación: mientras más industrializado sea un alimento, más riesgoso se torna para generar obesidad. Ejemplo de esto, son las gaseosas, las frituras y las golosinas, que pueden consumirse en un tiempo muy corto y a un precio accesible; a diferencia de los alimentos nutritivos, que requieren un mayor tiempo de preparación.
En quinto lugar, está la preferencia a los alimentos grasosos, los cuales llegan a ocupar niveles altos en la dieta diaria, ya que son elegidos por sobre las frutas y verduras, así como por sobre los cereales y leguminosas.
El sedentarismo y el estrés ocupan el sexto lugar, reflejados en la poca o nula actividad física, en las preocupaciones y en el ritmo acelerado de vida; aunada a las grandes distancias que son recorridas en medios de transporte, reduciendo el hábito de caminar y ejercitarse.
Está comprobado que, cuando la dieta es baja en grasas y rica en hidratos de carbono, la digestión se vuelve lenta. Caso contrario cuando es rica en grasas y baja en carbohidratos, la digestión es rápida, produciendo mayor apetito y deseos de comer en poco tiempo.
La grasa, en pequeña cantidad, es óptima para una buena digestión, por lo que es innecesario un consumo de grasa adicional. El cuerpo es el que indica, en base a la energía, una sana alimentación; mientras que el aletargamiento, es señal de una inadecuada alimentación.