Maestres de los Caballeros Teutones, Malbork, Polonia.
LAS OTRAS CRUZADAS: LA LUCHA DE DOGMAS
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in duda, uno de los sucesos más controversiales a lo largo de los años, específicamente en los siglos XII y XIII, han sido las Cruzadas. Tal fue la repercusión, que se llevó a replicar fuera del territorio conocido como Tierra Santa. El efecto se vio en diferentes partes, más como un grupo de acciones políticas que de ámbito religioso.
Como se mencionó anteriormente, los tintes políticos fueron el motivo que marcaron la serie de confrontaciones entre cristianos y musulmanes. Los primeros, para tratar de recuperar los territorios ocupados por los segundos y restablecer el Cristianismo. Por supuesto que el accionar dejó de ser religioso, falseando la idea inicial, para dar paso a su desprestigio sin dejar de ser hechos históricos relevantes.
Posiblemente, esto no hubiera sido de tanta notabilidad si sólo se hubiera apegado a lo que un principio se consideró: recuperar la cristiandad de Tierra Santa. Esto tomó mayor eco cuando se le utilizó como un recurso —bajo pretexto de la religión—, al causar conflagraciones en regiones diferentes.
El primer ejemplo fue la lucha contra el Islam en diferentes latitudes, lo que arrojó cruzadas contra Egipto y Túnez en el siglo XIII; algunas bajo el control de Luis IX de Francia. Ya en el siglo XIV, los turcos otomanos se extendieron en los Balcanes y en Asia Menor, cosa que fue considerada como una situación de gran peligro.
Debido a esto se le otorgó el término de Cruzada, con la respectiva indulgencia para los participantes en ella, así como de sus ayudantes en todo tipo de enfrentamiento contra los turcos, en donde se menciona la caída de Nicópolis en 1396, el triunfo en Viena en 1529 y el éxito naval de Lepanto en 1571.
El segundo ejemplo fue la batalla contra el Islam en España, suscitada por las relaciones entre la España musulmana (Al-Ándalus) y la España cristiana en el siglo XI; la cual presentaba una cierta empatía entre los dos grupos. Los conflictos se llevaban de forma interna y sin ningún tipo de apoyo ideológico importante.
Cuando se da la Reconquista, bajo los argumentos de recuperación de tierras, se le proveyó un carácter histórico, al compararla con una Cruzada por tratarse de una guerra contra los enemigos de la fe. Esta idea se prolongaría a través de varios siglos, al grado de ser instituidas órdenes militares al servicio de la defensa del dogma cristiano, al mando de los reyes españoles, a quienes la Santa Sede otorgaba indulgencias no sólo a ellos, sino a sus súbditos con valor de Cruzada.
El tercer ejemplo fue la acción cristianizadora en Prusia y Livonia de los pueblos baltos, a cargo de la Orden de los Caballeros Teutones y la de los Hermanos Livonios de la Espada. No obstante, las diferencias ideológicas entre los pueblos impidieron el éxito, no más allá del siglo XIV.
El cuarto ejemplo fue la lucha contra los herejes iniciada por el Papa Inocencio III, cuando impulsó una Cruzada contra los disidentes ideológicos en los siglos XII y XIII, específicamente contra los albigenses en la región sur de Francia; la cual tuvo un lapso entre 1208 y 1229.
Con la presencia de otras herejías —como la Iglesia Husita checa, a principios del siglo XV, y del Protestantismo del siglo XVI— se motivó al uso de la Cruzada como medio de lucha durante el tiempo, en el cual, el Pontificado dio su anuencia a cambio de indulgencias.