sábado, 30 de mayo de 2020

ROMA Y CARTAGO: "Cuando la paz se vio interrumpida, debido a la invasión de los romanos en Italia, ocasionó que surgiera una lucha a muerte con los cartagineses por la defensa de sus dominios. El inconveniente de los romanos, consistía en que carecían de todo conocimiento referente a la navegación".

"La Batalla de Zama", Giulio Romano (1689).

ROMA Y CARTAGO: EL ORIGEN DE UNA RIVALIDAD 

E

n la antigüedad, Roma no era el único pueblo que sobresalía por su organización. Ya desde hacía algún tiempo que, al norte del continente africano, figuraba Cartago, el pueblo de ascendencia fenicia que causara incomodidad a los griegos, al establecer como parte de sus dominios la costa sur de Sicilia. 

Es bien sabido en la historia de las constantes alianzas entre romanos y cartagineses, en un intento por mantener a los griegos al margen. Tal fue el caso de las Guerras Pírricas acaecidas del 280 al 275 a. C. En lo que a este conflicto se refiere, el triunfo de Roma sobre el ejército de Pirro, le trajo como consecuencia una significativa hegemonía en el Mediterráneo. 

A pesar de la aparente concordia entre romanos y cartagineses, en algún momento esta relación se tornó insostenible, principalmente, cuando Roma se hizo con las tierras del sur de Italia, puesto que Cartago vio amenazado su territorio. Lo anterior suponía dos opciones: luchar contra los romanos o, en su defecto, renunciar a Sicilia. 

Claro estaba que, abandonar Sicilia, no era una buena idea, ya que las condiciones en África no eran las más aptas para su conveniencia. A pesar de contar con un territorio fértil, no garantizaba los requerimientos para la producción, debido al hecho de ser considerada tierra de secano. 

Debido a esto, se veían obligados a buscar en el exterior lo que necesitaban para complementar sus necesidades comerciales, las cuales no eran abastecidas por sus tierras. Durante aproximadamente 250 años, Roma y Cartago tuvieron una relación pacífica, basada en acuerdos militares. Roma se había desarrollado como potencia terrestre, y Cartago como potencia marítima. 

Cuando la paz se vio interrumpida, debido a la invasión de los romanos en Italia, ocasionó que surgiera una lucha a muerte con los cartagineses por la defensa de sus dominios. El inconveniente de los romanos, para hacerse vencedores ante sus nuevos rivales, consistía en que carecían de todo conocimiento referente a la navegación. Nunca pensaron que, algún día, la guerra en el mar fuera decisiva; a tal grado, que, una vez terminada la Segunda Guerra Latina, destruyeron los navíos del enemigo, en vez de preocuparse por aprender a utilizarlos. 

A diferencia de su contraparte, Cartago contaba con los navíos suficientes para hacerse a la mar, y pelear con las ventajas que le daba contar con lo mejor de la época. Un punto importante para resaltar —entre ambos bandos—, era la estructura social, política y militar; la cual distaba mucho entre uno y otro. Es decir, Roma tenía en sus ciudadanos, pequeños propietarios, quienes formaban su ejército, bajo una disciplina y organización, la cual no era precisamente el fuerte de Cartago. 

Por otro lado, Sicilia —punto intermedio entre los dos enemigos—, en donde Cartago contaba con colonias en el sur de la isla, era compartida con los griegos. Estos últimos no aceptarían participar de una contienda donde sólo fueran testigos, por lo que tendrían que tomar partido, ya fuese por Roma o Cartago, para así defenderse de un ataque inminente; aunque esto significara aliarse con cualquiera de sus dos enemigos. 

Esto condujo a Roma a iniciarse en el arte naval, milagro que consiguió haciéndose de un poderoso ejército del mar; mismo que fue decisivo para enfrentar a Cartago y, así, obtener el triunfo en las llamadas Guerras Púnicas. 

 

“El conocimiento habla
y la sabiduría escucha”
(Jimi Hendrix, 1942-1970).