XOCHICALCO: LUGAR DE LA CASA DE LAS FLORES
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n el Estado mexicano de Morelos se encuentra uno de los sitios arqueológicos declarado como Patrimonio de la Humanidad, el cual tuvo su esplendor entre los años 700 a 900 a. C. Una ciudad del México Antiguo que ha recibido una especial atención de parte de visitantes e importantes arqueólogos del mundo.
Se dice que Xochicalco —del náhuatl: “Lugar de la casa de las flores”— surgió a raíz del abandono de Teotihuacán, llegando a sustituirla en lo que respecta a los poderes económico y político de la antigua ciudad. Considerada como un centro de carácter militar, comercial, cultural y científico; donde confluyeron grupos mixtecos, zapotecos y nahuas.
Es una zona arqueológica en donde se llevaron múltiples excavaciones, para dar con la riqueza cultural que se hallaba enterrada —la cual, fue construida originalmente sobre tres cerros de roca caliza— por cientos de años, donde se destacan esculturas, cerámica y temazcales.
Xochicalco se distribuía, de tal forma, que el orden de jerarquía siempre estuvo instituido bajo la estratificación social, lo cual se aprecia en los segmentos de cómo fue construida y diseñada la ciudad. De entre los principales sitios destacan la Acrópolis, lugar donde se establecía la nobleza, en lo alto del cerro. Abajo se localizaban las Plazas: la Principal y la de la Estela de los Dos Glifos (también conocida como “Central”). En la primera se realizaban las asambleas cívicas y políticas y, en la segunda, las celebraciones religiosas. También se encontraban a este nivel, diversos edificios de cierta relevancia para la ciudad.
En la Plaza Principal destaca la Pirámide de la Serpiente Emplumada, la cual cuenta con ocho colosales serpientes con penachos, esculpidas en su base de roca basáltica. En el extremo norte de la Plaza Principal, dos niveles abajo, se halla la cueva del Observatorio, donde se puede apreciar la entrada de luz —cuando el sol se encuentra en el cénit— por una chimenea de casi nueve metros de altura, de boca hexagonal.
Es necesario mencionar que este fenómeno se presenta únicamente dos veces al año: los días 14 ó 15 de mayo y 28 ó 29 de julio. Con esto se demostró que los xochicalcas eran sabios y científicos, pues realizaban sus observaciones del sol y la luna para estudiarlos.
Existen tres áreas para el Juego de Pelota, siendo el de la parte sur la más grande. También hay veintiún altares, uno cuadrado y veinte redondos; así como el “Palacio”, el cual consistía en una serie de habitaciones para los nobles. Al oriente se halla la Rampa de los Animales y, el Conjunto Central, con un altar, un temazcal y una cisterna.
De igual modo, en el complejo se encuentra un grupo de Estelas, en dos de las cuales se representa al dios Quetzalcóatl, en otra al dios Tláloc y, por último, la de los dos glifos calendáricos: 10 caña y 9 ojo de reptil. Algo inusual, es que la ciudad contaba con un sistema de drenaje pluvial con la finalidad de captar el agua de las lluvias y encausarla hacia un grupo de cisternas, por medio de tuberías de plata para almacenarla durante la temporada de sequía, a modo de ritual de agradecimiento a Tláloc por la lluvia recibida.
En el lugar se halla también un museo ecológico con piezas encontradas en las distintas excavaciones, en donde destaca el “Señor Rojo de Xochicalco”. Se dice que Xochicalco fue la cuna del culto al dios Quetzalcóatl, además de ser la fase intermedia entre dos importantes episodios históricos: el abandono de Teotihuacán y el nacimiento de la ciudad de Tula.