LOS ESPEJOS: HISTORIA, VALOR Y LUJO
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urante siglos, dentro de las grandes salas y salones con diseños atractivos que datan de épocas pasadas —ornamentando con estilos clásicos, generando un aire de elegancia y clase—, los espejos formaron parte esencial del ambiente, apoyando a la iluminación y dando una sensación de amplitud en la perspectiva del sitio.
Desde siempre, los espejos han sido reconocidos como objetos de lujo y gran valor, en espacios de grandes mansiones y casas elegantes, al igual que en las habitaciones burguesas. Esto ha permitido, debido a su versatilidad, poder ser incorporados a decoraciones actuales en donde encajan a la perfección.
En tiempos pasados, estos objetos estaban fabricados en metales pulidos y no eran más que pequeñas piezas de mano. Otros más, de aspecto exótico, se tallaban en cristal de roca. No existe una seguridad en torno a qué país adjudicarle la primera fabricación del cristal plano, el cual se necesitaba para manufacturar un buen espejo.
Un punto por resaltar, es que los venecianos lograron grandes avances técnicos para el tratamiento de este tipo de cristal, a base de mercurio, dando lugar a que fueran espiados y reproducidos por todos y cada uno de sus competidores.
Hablar de la historia de los espejos, va más allá de un simple objeto de decoración. En ella están envueltos el espionaje, la pasión, el lujo e, incluso, algunas muertes. Los artesanos venecianos eran constantemente amenazados de muerte si osaban abandonar la ciudad, a modo de evitar fugas de personal que fuese a trabajar con la competencia. Los artesanos de la Isla de Murano tenían prohibido abandonarla con herramientas de trabajo, incluyendo algún trozo de cristal.
Tanto era el afán de los reyes por hacerse de palacios con arte veneciano, que solían enviar espías a Italia para estar actualizados de lo que allá ocurría, y que representaba una moda en aquellos tiempos. Ansiosos por exhibir en sus salones maravillosas piezas de arte relucientes, capaces de ampliar espacios y multiplicar la luz de las velas.
No obstante, muchos artistas venecianos lograron escapar y, con ello, trasladar su conocimiento y sapiencia a otras tierras europeas. Con el tiempo, esto provocó que surgieran fábricas propias destinadas a la manufactura de espejos, y así abastecer a las cortes, incluyendo todo tipo de casas de alcurnia. Por esto, los artesanos —considerados especialistas del cristal plano— fueron conocidos como los “aristócratas del oficio”.
Ahora bien, al tratarse de productos procedentes de técnicas exclusivas, los espejos llegaron a convertirse en artefactos de un excesivo valor, llevando a buscar la forma de enmarcarlos para protegerlos. Dichos marcos se fabricaban con todo tipo de materiales, lo que complicó todavía más la situación, dando lugar a que, en vez del espejo, fuera el marco el que gozara de un costo igual o superior a éste.
En la actualidad, lo que regula el precio de los espejos es el marco, dependiendo de los materiales y del tipo de fabricación; a menos, que el espejo sea antiguo y que cuente con un pasado histórico, avalado por un antecedente de la época gloriosa. Algo muy poco probable, mas no imposible.