EL TARTÁN ESCOCÉS: UNA POLÉMICA TRADICIÓN
S |
e dice que por medio de los tartanes, cada familia transmitía su identidad y tradición a lo largo de muchas generaciones, permaneciendo inalterable por siglos, dentro de la cultura de Escocia. Para sustentar lo anterior y su genealogía, las personas presentaban retratos de sus ancestros, luciendo orgullosamente sus Kilts de cuadros idénticos, o señalaban relatos de memorias familiares en donde se hacía referencia al atuendo de sus antecesores.
Todo esto sonaría muy convincente, de no ser por la afirmación de los historiadores, quienes mencionan que tales hechos no son más que resultado de la imaginación de algunos artistas, escritores y viejos grupos de clanes escoceses, en busca del reconocimiento popular. Todo esto sin un sustento histórico que confirme tales narrativas.
Aun así, suena genial contar con un antecedente de esta categoría, puesto que estimula la imaginación y la creatividad para asignar la identidad de un pueblo; del cual, el diseño goza de un prestigio a nivel mundial, mismo que puede ser apreciado en vestimentas, decoraciones y otros productos, bajo el nombre de diseño escocés.
Siendo más estrictos, podríamos dudar del origen y del estilo de los cuadros escoceses. Se tiene registro de que el tartán era conocido, aceptado y empleado por distintos países desde su invención, de forma paralela que en Escocia; por lo que no es exclusivo ni propio de este pueblo de habla inglesa.
Hablando de un poco de historia, específicamente del siglo XVIII, el tartán se utilizó, de gran forma —toda vez que había permanecido abandonado por mucho tiempo—, en los uniformes de los regimientos escoceses de las Highlands; dando origen a lo que, posteriormente, sería una moda por parte de diseñadores. Esto causaría, de nueva cuenta, revuelo en el tema relacionado en lo que a su origen concierne.
Ya, en el siglo XIX, las mujeres de las tierras altas escocesas encontraron fascinante el estilo de los cuadros de seda y lana, no dando importancia a la crítica social respecto a los polémicos tejidos; siendo esto el inicio de una moda que nunca ha dejado de brillar a nivel internacional, dejando de ser exclusivo del pueblo céltico.
Actualmente, el denominado estilo escocés, se puede emplear en distintos artículos: desde cerámicos, pasando por textiles para el hogar, así como en el uso de faldas para jóvenes y adolescentes, sin linaje ni casta. En pocas palabras, el tartán ha sido objeto de decoración para todas las clases sociales, dejando a un lado el rigor genealógico, símbolo de la tradición cultural de muchos.
En el ámbito decorativo, el tartán escocés puede utilizarse —encajando a la perfección— en los estilos clásicos; siempre y cuando su uso no se torne excesivo, dando un resultado sofisticado, engalanando el ambiente.
El mito seguirá a favor de los escoceses, siendo imposible despojarles de tan emblemático sello característico, a pesar de que existan muchas leyendas que argumenten lo contrario. Lo importante es que siempre habrá algún diseño que nos haga pensar y sentir, aunque sea por un momento, el orgullo de un antiguo clan escocés.