COCODRILO DEL NILO: RELIQUIA VIVIENTE
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entro de los mantos acuáticos de determinadas regiones del mundo, se pueden encontrar variedades de cocodrilos. Ya sea en Australia, Asia, América o África, este tipo de reptiles ha logrado sobrevivir por una gran cantidad de años, siendo uno de los principales depredadores y amos de los ríos y pantanos.
De entre las especies conocidas, destaca una por su gran tamaño, peso y simbolismo por parte de pueblos antiguos: el Cocodrilo del Nilo (Crocodylus niloticus). Este saurio ha sido motivo de relatos de historiadores griegos como Heródoto y Plinio, así como de los descubridores de los afluentes de esta majestuosa cuenca, en los territorios del Continente Africano.
Con una longitud promedio de cinco metros y con un peso aproximado de una tonelada, este reptil fue venerado en tiempos pasados por el pueblo egipcio, a tal grado, que una de las deidades primigenias, Sobek —dios de la fertilidad, la vegetación, la vida y creador del Río Nilo—, ha sido representado y asociado a este gigante, cuya iconografía es la de un ser con cuerpo humano y cabeza de cocodrilo. Asimismo, hay quienes han llegado a afirmar que, la influencia de este reptil, influyó en la percepción del pueblo judío en torno a Leviatán, el gran monstruo marino mencionado en las escrituras.
A pesar de ser un coloso, cuenta con unas extremidades palmeadas demasiado cortas en proporción a su tamaño, una cola larga y poderosa —cubierta por dos crestas de filosas escamas—, que le sirve como sistema de impulso para nadar, convirtiéndolo en un especialista en el agua. Esto sin mencionar el cráneo aplanado con la piel adherida directamente al tejido óseo, mandíbulas diseñadas para cazar, así como una piel protegida por recubrimientos de hueso y escamas.
Debido a sus grandes pulmones, aunado al poco consumo de oxígeno, son capaces de mantenerse sumergidos hasta por un tiempo promedio de sesenta minutos, permitiéndoles tener un amplio control del entorno, así como un sistema de defensa. Otra particularidad de estos animales, es la disposición de las fosas nasales, ojos y oídos, mismos que se encuentran situados en la parte más elevada de la cabeza, facilitándoles la percepción adecuada de sus presas al mantenerse sumergidos en su totalidad, salvo esta parte, pudiendo oler, ver y oír.
Debido a su gran peso y tamaño son muy lentos en la tierra, cosa totalmente opuesta en el agua. En los ojos de los cocodrilos, verdosos e imponentes, destacan las pupilas, que son estrechas, verticales y afiladas, lo que le ha valido para la adaptación a la vida nocturna.
Se tiene estudiado que, estos seres, aprovechan la tarde, noche y las primeras horas de la mañana para llevar a cabo la cacería, la cual se basa principalmente en peces; aunque está demostrado que no son su dieta exclusiva, ya que pueden alimentarse de diferentes mamíferos que llegan a las orillas a beber agua.
Se dice que los reptiles son animales de sangre fría, lo que significa que su temperatura está regulada por el medio ambiente. Lo más correcto es utilizar el término poiquilotermo, lo cual significa, que los seres vivos bajo esta naturaleza, están siempre condicionados a la temperatura del entorno.