HIDRATACIÓN: CUIDADO DE LA PIEL
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l igual que las personas, la piel es muy variada. Trátese de su color, textura y resistencia. A final de cuentas, la genética es la determinante de las características de cada individuo. Por consiguiente, la capacidad de hidratación y deshidratación de la piel, también es algo a lo que deberemos prestar atención, a fin de brindarle el cuidado más adecuado conforme a su naturaleza.
Aspectos tales como la edad, la radiación solar, la contaminación en el ambiente y la temperatura, llegan a provocar alteraciones a lo largo de nuestra vida, pudiendo causar resequedad en la piel. Ya desde que se es niño, los padres pueden tener un panorama sobre cómo será el futuro de sus hijos al respecto.
En nuestro organismo existen ciertas moléculas, cuya función es la de conservar el agua en la epidermis y en la dermis. Esto es lo que da origen al factor de hidratación natural, el cual puede ser definido como el conjunto de moléculas hidrosolubles localizadas en la superficie de la piel, cuyos componentes son capaces de retener el agua.
Con el paso de los años, muchas personas experimentan su pérdida progresiva de hidratación y fuerza, viéndose forzados a recurrir a tratamientos dermatológicos, toda vez que dichas moléculas se deterioran con la edad. En general, la piel se vuelve más susceptible al entorno, debiendo ser cuidada con más atención que antes. Aquellas personas que atraviesan por estos problemas son propensas a la descamación y a la pérdida de brillo.
Por si esto fuera poco, muchas veces somos nosotros mismos los que constantemente nos dañamos la piel por desconocimiento. Infinidad de productos en el mercado (jabones, shampoo o acondicionadores), destinados a la limpieza e higiene corporal, son altamente alcalinos, contrariamente a la piel, la cual mantiene un pH ácido. Por este motivo, es importante conocernos, y de esta manera elegir los productos más convenientes para nuestra salud.
La falta de cuidado y deterioro cutáneo, a la larga, pueden ocasionar prurito, resequedad, descamación, inflamación, enrojecimiento, irritación, entre otras cosas más. En lo que a esto concierne, varios médicos aconsejan no broncearse, pues a pesar del uso de productos que aseguran proteger a la piel de la acción dañina de los rayos solares, es inevitable que exista repercusión sobre ella. Se corre el riesgo de que, al llegar a una edad más avanzada, pudiera producirse cáncer.
El maquillaje, en el caso de las mujeres, es otro de los factores que suelen estar involucrados con los problemas de la piel. Si de los varones hablamos, el uso de rastrillos en el rostro y productos vinculados, pueden provocarle daños.
Independientemente de que lleguen las vacaciones, se recomienda el uso de filtros solares en nuestra vida cotidiana. Asimismo, la humectación de la piel es una práctica importante, si queremos conservar nuestra salud lo mejor posible. Y por supuesto, acudir con un especialista en la materia será siempre la primera medida de prevención y cuidado, sin olvidar que, a la vez, esto demuestra en nosotros un signo de responsabilidad.