LA ROSÁCEA: ENROJECIMIENTO DE LA PIEL
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uchas personas, al verse atrapadas en situaciones vergonzosas o de timidez, presentan el conocido y famoso fenómeno del sonrojamiento. Esto se explica a raíz de que los vasos sanguíneos tienden a dilatarse, permitiendo un mayor flujo de sangre a través del rostro. Lamentablemente, al ser algo que escapa a nuestro control, se ha popularizado como un signo que evidencia el estado de una persona en un momento incómodo.
Por desgracia, no siempre esto es la causa del enrojecimiento de los pómulos. Cuando nos enfrentamos a una situación constante y sin explicación aparente, puede que la salud sea la que se encuentre en riesgo. Factores abundan que pueden estar involucrados en el coloramiento de la piel: emocionales, psicológicos, inflamatorios, alérgicos, infecciosos, etc., siendo la rosácea una causa adicional de esta lista.
Las personas más propensas a este padecimiento son aquellas de piel blanca, cabello y ojos claros. Hablando de géneros, si bien es cierto que las mujeres representan el mayor número de pacientes, con los varones se torna más grave. La rosácea tiende a presentarse en individuos que rondan los 40 y 60 años de edad, siendo identificada como una afección de la piel que puede ser crónica, en algunos casos. Otras denominaciones que recibe son las de “cuperosis” y “acné rosácea”, cuando recién comienza.
Desafortunadamente, hasta el momento no es posible anticiparse a cómo se desarrollará el padecimiento, pues los pacientes son distintos, y mientras unos llegan a presentarlo de manera recurrente, a otros más la tonalidad de la piel tiende a normalizarse o a disminuir. La coloración suele darse en mejillas, nariz y frente; aunque sujeto a variación.
Los pacientes suelen presentar pápulas, pequeños granos que implican una lesión cutánea y que debe cuidarse de no infectarlos con el contacto de las manos en la cara. Cuando el padecimiento es más grave, surgen los granulomas, los cuales no desaparecen.
La rosácea puede ser producto de la predisposición genética, aunque en muchos otros casos, también se le adjudica a las altas temperaturas, en específico, a los lugares con este tipo de clima. No menos riesgoso es la exposición a los rayos solares, el consumo de determinados medicamentos y alimentos que no sean bien aceptados por nuestro organismo.
En cuanto al tratamiento, existen productos destinados a su control, los cuales pueden ser encontrados en distintas presentaciones. Estos suelen ser usados antes de la aplicación de cosméticos y cremas para el rostro. Desde luego, la higiene siempre será primordial para el cuerpo, en cualquiera de los ámbitos, razón por la que debe tenérsele en primer lugar.
Lo más recomendable siempre será acudir con un especialista cuando notemos alguna alteración con nuestra piel y, entre más rápido, mucho mejor. Y de este modo, ya con una previa examinación, el médico determinará cuál será el tratamiento más adecuado a seguir. Nunca es aconsejable la automedicación, pues podría resultar contraproducente. Recordemos que la salud es lo más importante.